La Nueva España » Cartas de los lectores » Big Bang y evolución

Big Bang y evolución

13 de Marzo del 2016 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

La teoría del Big Bang fue desarrollada por el sacerdote belga Georges Henri Joseph Édouard Lemaître: es el principio de la evolución junto al universo. El Papa Francisco lo dejó claro al hablar en la Pontificia Academia de las Ciencias: «Cuando leemos sobre la creación en el Génesis, corremos el riesgo de imaginar a Dios como un mago con una varita mágica capaz de hacerlo todo, pero eso no es así», y agregó: «Dios creó a los seres humanos y los dejó desarrollarse de acuerdo a las leyes internas que le dio a cada uno para que así puedan alcanzar su realización», porque «la naturaleza de la evolución no es inconsistente con la noción de la creación, porque la evolución requiere la creación de seres que evolucionen». Lo fundamental de todo ello es que el espíritu del ser humano, el alma, está con él y con él va creciendo desde el primer instante; evolucionando a lo largo de la vida en un mundo mortal de necesidad. El alma no es intelecto, ni está en la química de las emociones, ni se ubica en el cerebro. El alma es como algo adherido al ser humano, igual que una planta se adhiere a la tierra sin que veamos sus raíces, pero percibiendo su presencia. El cerebro humano apenas ha evolucionado en los últimos miles de años, pero su potencialidad evolutiva es real y no queda fuera de ese «horizonte de sucesos» en el que se mueve nuestro espíritu. Con las circunvoluciones cerebrales las posibilidades de cultivar el alma se mejoran. Cada uno de nosotros, desde la libertad de crear universos posibles con nuestras decisiones, hacemos evolucionar a nuestro espíritu. He dicho desde la libertad, pero también desde la intuición que sintonizamos, de alguna forma, en los sueños percibiendo equivocación o afirmación, y que exige aprendizaje para reconducirnos a la vocación de alcanzar nuestra realización. La vida natural muere y los logros de la vida intelectual llegan a desaparecer; pero sin dudar afirmamos que, de una cabeza de alfiler llena de sopa de quarks, salió todo este universo de miles de millones de galaxias con sus miles de millones de estrellas, cada una con sus planetas; donde podemos deducir que existen millones de planetas (en nuestra propia galaxia) con vida similar a la nuestra. Si sabemos que la ciencia ha de ser falsable, con teorías que duran el suspiro de su propia historia; si todo parte de ese punto del no espacio no tiempo: ¿por qué no pensar en algo no falsable y firme desde aquel aquí y ahora de un Creador? Si se admite que la ciencia es falsable, si se admite que toda materia tiene su antimateria, que todo tiene su oponente, ¿por qué no admitimos la existencia de lo no falsable?: la Verdad sin medida. El astrónomo británico E. A. Milne escribió: «No podemos hacer conjeturas acerca del estado de las cosas en el Principio; pues en el acto divino de la Creación, Dios no es observado ni tiene testigos».

La arrogancia nos diferencia de los animales y nos empuja.¿Qué había antes del Big Bang?, ¿qué había allí antes de que comenzara el tiempo? El astrofísico Robert Jastrow describe así la pesadilla: «He escalado las montañas de la ignorancia, estoy por conquistar el pico más alto; y, mientras me arrastro por la última roca, soy saludado por una pandilla de teólogos que han estado allí sentados durante siglos».

Cartas

Número de cartas: 46066

Número de cartas en Octubre: 4

Tribunas

Número de tribunas: 2087

Número de tribunas en Octubre: 1

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador