A Juan Castaño Quirós (Juanele)
En este momento tan penoso para ti motivado por esta enfermedad por la que llevas pasando y luchando desde hace ya algunos años, y puesto que sé que estás atravesando unos momentos muy bajos, mi deseo es darte ánimos a la vez que darte también las gracias, primero, por haberme hecho el regalo más preciado y hermoso que he recibido en mi vida, que es mi nieta, a la que, por tu profesión, no he podido disfrutar todo el tiempo que me hubiera gustado.
En segundo lugar, agradecerte también, mientras mi hija mantuvo la convivencia contigo, en tus momentos de gloria (la cual se vio truncada por esta maldita enfermedad) y otros, el bienestar que tú le proporcionaste y por el que ahora te está aportando su ayuda y su apoyo, ya que, si no fuera por ella, nadie de tu propia familia más directa (¡qué vergüenza!) se preocupa ni se acerca a ti.
Espero que el centro en el que ahora te encuentras te ayude a recuperarte y te sirva para llevar luego una vida más agradable, de la que desde hace tiempo careces, y tengas la suerte de rodearte de mejores compañías (¡se entiende, femeninas!).
Juan, recibe mis mejores deseos de pronta recuperación y decirte que esperamos verte pronto practicando algún deporte, que es lo que siempre te gustó.
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