A la búsqueda del Prerrománico olvidado
Asistiendo a las Jornadas sobre el Prerrománico asturiano, organizadas por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, me vino el cálido sentimiento y recuerdo de mi amigo Francisco Monge y de su grato libro "A la búsqueda del Prerrománico olvidado", tan entrañablemente por mí prologado. Parecíame revivir las azarosas peripecias por mi amigo rememoradas, cuando en su Seiscientos recién estrenado, acompañado de su esposa, María Amor, y con sus hijos pequeños, recorrió todos los andurriales de Asturias, pueblo por pueblo, capilla por capilla e iglesia por iglesia (con la excepción de dos: San Agustín de Sena y Santa Comba de Cotos, en la lejana Ibias). Visitas, fotografías y cientos de fichas acumuladas para dar vida a los dos volúmenes que recogen los testimonios todos del Prerrománico asturiano.
Fueron tres densos días dedicados al Prerrománico en el marco del Aula Magna universitaria, bajo la mirada complaciente y un tanto irónica del Padre Feijoo, como si quisiera decir: "Aplicaos a la tarea, que el tema dará para mucho y a buen seguro que quedaréis en los prolegómenos, porque hay mucha tela que cortar". Y me vinieron a la memoria las hermosas apreciaciones que sobre el arte dejó volcadas en las páginas del hermoso e interesante sermón que pronunció con motivo de la "Traslación de las Reliquias a la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto", su inicio en las letras.
Seguramente que los partícipes en las doctas, enjundiosas y eruditas elucubraciones no pensaron en el Padre Feijoo, que allí presidía desde el cuadro de Magín Berenguer. Estaban más atentos a los tecnicismos de la arquitectura, de la arqueología y de las técnicas de la restauración y de otros mundos del saber afines y sumamente prácticos y comprometidos: si, por ejemplo, debían cubrirse la mamposterías de Santullano para salvar sus pinturas de los efectos de las perniciosas humedades, o cómo había que tratar las pinturas de San Miguel de Liño, o las igualmente entrañables de San Salvador de Valdediós o de San Salvador de Priesca, o bien de Santo Adriano de Tuñón. En el aquí y ahora de las jornadas, hubo exposiciones atinadísimas de los ponentes, enjuiciamientos muy ponderados sobre el Prerrománico y visiones muy pragmáticas y acertadas que revelaban la grata oportunidad de la convocación de estas jornadas de estudio, como preludio y delimitación de la ruta para las futuras actuaciones sobre el Prerrománico.
Todo fue sentirse muy a gusto en estos tres días, buscando personalmente que el espíritu se volviera permeable a tanta sapiencia volcada a través de los riquísimos y enriquecedores "power points". Cantidades de notas pasadas a agendas y cuadernos que me hacían recordar los tiempos de mis apuntes del Seminario Metropolitano o como los que yo exigía a los alumnos de mis clases de Latín y de Griego.
Llegado al turno de intervenciones de los oyentes, quise dejar constancia, como asturiano preocupado por el Prerrománico y, sobre todo, como eclesiástico a título personal, de algunas observaciones que me requemaban por dentro y que enumero:
a) ¿Liño o Lillo?, pregunté. Si decimos "Liño", representa la continuidad del Linio,
que nos ofrece el Testamento de Ordoño, el hijo del Rey Ramiro, en 857. A través de "Lignum Crucis", nos traería al "Liño" que tanto me siento inclinado a favorecer. "Lillo", en cambio tendría otras connotaciones no tan expresivas de una semántica religiosa.
b) ¿Ecclesia o palatium?, insistí de nuevo en mi preguntar. Se trata de la forma de calificar a Santa María del Naranco. Por supuesto que, ante el dilema, nunca dudaré en expresar mis convicciones con la denominación “ecclesia” o iglesia de Santa María.
Acude en mi apoyo, de nuevo, el Testamento de Ordoño II, que expresa como elementos integrantes de la donación "ecclesias Sancti Michaelis et Sancte Marie subtus Naurantium", es decir, "las dos iglesias de San Miguel y Santa María en la ladera del Naranco". Quiero insistir, en demérito de "palacio", en el topónimo "palacio" que define el caserío que se halla, por encima de la carretera, a no muchos metros de la iglesia de Santa María del Naranco. No encuentro manera de compaginar el "palacio de Santa María" que muchos propugnan con ese otro "palacio" nominal, allí tan cercano.
Subtítulo: Cálido homenaje y recuerdo a Francisco Monge Calleja
Destacado: Valdediós, ¿Patrimonio de la Humanidad?. Creían muchos, a pies juntillas, que el calificativo de Patrimonio de la Humanidad se hallaba plenamente asentado. Pues no. Ni en la lista de 1985, ni en la de 1998 figuró Valdediós.
c) ¿Monasterio de Santa María de la Vega o Fábrica de Armas? Aunque por azares o confiscaciones o desamortizaciones o sabe Dios qué oscuras maquinaciones se haya querido despojarlo de su categoria de "monasterium", los vetustos restos del monasticismo jamás podrán serle desposeídos, porque ésa fue la finalidad, la función o la destinación para las que fue creado. Vindico, sin paliativos ni hesitaciones, en consecuencia, designar el vetusto recinto como "monasterio de Santa María de la Vega" y no "Fábrica de Armas", vinculado ya casi desde los orígenes al "Ovetao" prístino.
d) Valdediós, ¿Patrimonio de la Humanidad?. Creían muchos, a pies juntillas, que el calificativo de "Patrimonio de la Humanidad" se hallaba plenamente asentado. Pues no. Ni en la lista de 1985, ni en la de 1998 figuró Valdediós. Tranquilizó a los oyentes la directora general de Patrimonio, manifestando que ya estaba reencauzado el tema y que se espera pronta declaración como Patrimonio de la Humanidad para el entrañable recinto de la iglesia de San Salvador de Valdediós.
e) Iglesias prerrománicas/iglesias parroquiales. La mayor parte de las iglesias prerrománicas han conservado sus estructuras, sus fábricas y sus pinturas merced a su condición de iglesias parroquiales al servicio de una comunidad cristiana. Este extremo merece destacarse como algo inherente a su función y destinación prístina. De ahí que las actuaciones en beneficio del Prerrománico hayan de tener en cuenta esa faceta como connatural al edificio a restaurar. La situación actual solamente exceptúa a San Salvador de Valdediós, Santa Cristina de Lena y la Cámara Santa, edificios que, sin embargo, conservan la categoría de sacros, destinados a mantener esa función específica en las actuaciones ocasionales. Han de considerarse como parroquiales Santianes de Pravia, Santa María del Naranco, San Miguel de Liño, Santiago de Goviendes, San Salvador de Priesca, Santullano de los Prados, San Tirso el Real de Oviedo, Santa María de Bendones, San Pedro de Nora y Santo Adriano de Tuñón.
Y así termino: unas jornadas, en resumen, sobre el Prerrománico asturiano, rebosantes de fruición y disfrute para el espíritu.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

