La estación de la vida
Dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontraste.
Querido Lector: La naturaleza es sabia, y como tal nos transmite enseñanza y sabiduría en todas y cada una de sus lecciones. En nuestro diario caminar, a menudo lleno de fatigas y desconsuelos encontramos en las plantas y los árboles poderosos y valiosos amigos.
Fijémonos pues en el dulce abrazo entre el dulce y caballeroso ciprés y la dulce y cálida ipomea. Si, amable lector, en estos tiempos difíciles de confusión, donde estrés y las prisas parecen ocupar la vida, podemos llegar a la conclusión de que todo vale y nada vale la pena. La madre naturaleza se manifiesta en todo su esplendor, y a falta de pocos días para finalizar nuestro mes de marzo y comenzar una nueva primavera donde el actual invierno (léase veranillo de temperatura relativamente suaves para todos aquellos nacidos en la generación del baby boom de los años sesenta, cuando todavía las nieves cuajaban en nuestra bien amada y noble ciudad) y donde ahora solo nieva en las alta cumbres de las montañas donde los copos invernales dejan su blanca e inmaculada huella, vistiendo de pureza el blanco manto invernal veremos así, en menos de tres semanas, la vuelta a la estación de las flores y así de nuevo los verdes brotes darán paso a nuevas manifestaciones de vida donde la hermosa flor encamada del prunus nos anuncia la llegada de tiempos mejores para todos y todas. Cuando salimos a pasear al campo, los árboles han florecido antes de tiempo, no será este un milagro de nuestro buen Dios, que nos indica la cercanía de la estación de los amores, como esa bonita y pegadiza melodía dc Franco Battiato que seguramente conocerás, amable y querido lector pues es pegadiza y llena el alma de calidez y sentimiento, ese amor que solo llega a través de la música, y que podemos sentir, aunque no tocar. Se recomienda desde esta, mi humilde posición la escucha en el desayuno de otras canciones como aquellas de Dolly Parton que a los de más edad traerán buenos recuerdos y otra de más actualidad como esas de Amaia Montero, que siempre habla de una manera u otra del amor en todas sus manifestaciones y que llenan a los más jóvenes de ilusiones y fuerza para caminar en un mundo mejor, y nos empujan a los de mediana edad, a conseguir un mundo y una sociedad un poquito mejor que el que nos dejaron nuestros mayores. Vaya desde aquí mi saludo a mi tía paterna y demás familiares, amantes y protectores de todo lo que tiene que ver con el medio ambiente.
Bueno, amable lector, espero que estas líneas lleguen hasta ti y llenen tu corazón, y con la lectura de ellas, sea cual sea el momento del día te ayuden en tus quehaceres diarios y te inspiren a conseguir mejores y más elevadas metas. Un fuerte abrazo y que, si Dios quiere, nos conceda un invierno frío y saludable. Hasta pronto.
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