¿No será confundir el deseo con la realidad?
Confundir el tocino con la velocidad, o el deseo con la realidad. Tanto monta...
LA NUEVA ESPAÑA del domingo 20 de marzo publicaba unas declaraciones del grupo de IU de Gijón según las cuales proponen al consistorio gijonés retirar la bandera de la UE de la fachada del Ayuntamiento, en protesta o repulsa de Gijón al acuerdo firmado por la UE con Turquía por el problema de los refugiados que buscan cobijo en Europa, y que según dicen, vulnera los derechos de las personas refugiadas.
Estoy seguro de que no habrá una sola persona por insensible que sea, que no se le parta el corazón al ver las escenas en la tele de la calamitosa situación por la que están pasando esas pobres gentes, que pretendiendo huir del horror de su país en guerra, acaban por encontrarse con otro infierno de insolidaridad, rechazo y hasta de pillaje, por parte de gente sin escrúpulos que quieren hacer el agosto a su costa.
Dicho todo lo anterior, ahora toca ser realistas y empezar por preguntarnos, ¿Todos cuantos ponemos el grito en el cielo contra la actitud de la UE y de los países que la forman, estamos dispuestos a llevarnos a nuestras casas a una sola persona de las que vemos abandonadas en el fango invernal y sin posibilidad de avanzar a posiciones más favorables de vida medianamente aceptables? Creo que muy pocos, en esto el cinismo, la hipocresía y la demagogia van de la mano. Nos pasamos el tiempo protestando por lo mal que van nuestros servios o derechos sociales, como pueden ser la sanidad pública, la protección a la dependencia, la enseñanza masificada etc. Y de otra parte criticamos sin más a quienes pretenden poner un poco de orden en todo el descomunal problema que para los países comunitarios puede generar la llegada masiva de millones de personas de manera incontrolada; máxime en países que como el nuestro, además de los problemas de desempleo y carencia de servicios básicos que funcionen de manera aceptable, caso de la sanidad pública con listas de espera insoportables y el de la enseñanza pública donde los padres ya no pueden elegir centro escolar próximo al domicilio por falta de plazas escolares, y así, un sin fin de múltiples problemas que no somos capaces de solucionar año tras año; como para dar entrada sin más y de manera incontrolada a millones de personas venidas de otras partes que ni siquiera pertenecen al continente europeo.
Es muy duro ver lo que pasa, pero pienso que el problema no debería recaer exclusivamente sobre la UE. En mi opinión, debería intentar resolverlo Naciones Unidas, empezando por un reparto equitativo de cuotas y, siempre en primer lugar en los pises ricos de la zona de procedencia de esas gentes. Pretender quedar bien con gestos simbólicos de banderas sí, banderas no. Eso puede valer de cara a la pancarta, pero sólo sirve para trasladar el problema de un lugar a otro. Posiblemente yo esté equivocado, pero veo en todo esto más demagogia que realismo y voluntad de resolver el problema. Problema tan grave y sensible, que sólo el hecho de tocarlo me merece tanto respeto, que pido perdón por mis posibles errores de enfoque sobre el mismo.
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