El roto de Rita
"Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita", así reza el refrán refiriéndose a la Santa de Casia, y se emplea para negarse a devolver algo a quien antes era su dueño. Nunca más apropiado este adagio relacionado con algunas actuaciones de Rita Barberá que, como ella dice, nunca dio "nada de nada". Otra cosa bien distinta sería si recibió, y en este caso: qué, cómo y cuándo. Especialmente el cómo puede ser primordial.
En todos y cada uno de los años, más de 23, en que Rita ha gestionado el PP valenciano como alcaldesa de la ciudad de Valencia, no se haya enterado de los movimientos de dinero negro que su equipo de gobierno manejaba con habilidad, coacción y total oscurantismo, parece increíble que así haya podido ser.
Ciertamente, Rita Barberá ha sido una de las "salvadoras" de Rajoy, en aquél multitudinario congreso de Valencia que le ratificó como líder del Partido Popular, pero ahora le está haciendo un roto difícilmente remendable. Las dudas sobre su liderazgo, esas que se niegan en público y se reconocen en privado, quedaron hace unos días en evidencia con la rebelión de los dos subsecretarios, Pablo Casado y Fernando Maroto, que criticaron duramente la comparecencia de la ex alcaldesa de Valencia mientras Mariano le daba su beneplácito. La vieja guardia contra los más jóvenes. Por su parte, Martínez Maíllo, el "prudente" fue el encargado de anunciar en los pasillos del Congreso que se les abría expediente informativo a todos los cargos imputados de Valencia y fue complicado conseguir que dijera que Rita Barberá estaba entre los expedientados.
Porque Rita no solo firmó un talón a favor del PP en la última campaña electoral en abril de 2015, sino que sabe mucho de las aportaciones de los populares valencianos a las arcas de Génova 13, a actos electorales del propio Rajoy y a gastos electorales varios. Rita sabe mucho de ello.
Igual que en su día Bárcenas, la ex alcaldesa tiene pillada a la cúpula de su partido entre la espada y la pared. Solo así se explica la prepotencia de su comparecencia ante los periodistas, hace unos días, a los que respondió con una mezcla de altanería y desprecio. Lo peor, no obstante, fue cuando manifestó haber hablado antes con el presidente. Aunque no dejó claro si piensa comparecer en persona ante el juez en Valencia o se limitará a enviar un escrito. Lo evidente en este caso, es que su estrategia está encaminada a defenderse caiga quien caiga en el partido.
Qué duda cabe que el giro que va tomando la política y la actuación de la justicia cada vez más liberada, no permitirá más escenas de corrupción como las de la comunidad de Valencia, sea cual sea el color político del partido que las lleve a cabo. Esperemos que así sea, por el bien de todos.
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