Perverso mensaje de la DGT
La DGT, basa sus campañas publicitarias en tres principios: No bebas, no corras, átate. En ocasiones, además, también requiere nuestra atención sobre éste concepto. No te distraigas. No uses el móvil, no manipules el GPS... Mientras se conduce, claro.
Puesto que reiteran esta letanía hasta la saciedad desde hace tiempo, han logrado que muchas personas de buena voluntad se las crean. Y son ciertas, sí. Aunque hay matices a considerar en estos mandamientos, en todos, especialmente en el no corras, pero eso es otra historia. Lo malo de estos mensajes de la DGT es que hacen creer a no pocos conductores que sólo con observarlos basta. Y ahí está el engaño. Uno se pone a conducir sin tomar drogas, con el cinturón, etc. Hago lo que me dicen, ningún daño he de causar ni sufrir. Sin embargo, a pesar de todo, de algún modo, percibo que sí puedo tener un accidente. ¡Mala suerte! Pero qué miedo. Porque olvido lo esencial, que para no sufrir ningún efecto indeseable en la ejecución de una tarea debo, sencillamente, hacerla bien. Para lo que debo aprender y entrenar poniendo en la misma toda mi atención, trabajo y esfuerzo, todo el tiempo, y estaré seguro y sin miedo. Esta parte la omite la DGT ¿Por qué? Igual que en el Viejo Testamento (no, no, no...) Jesús, en cambio, sólo deja dos mandamientos y ninguno incluye la palabra no.
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