Procesionando por Oviedo
Pasada la Semana Santa y llegada la hora de hacer balance sobre los beneficios que estas fiestas han dejado en nuestra ciudad, el resultado no puede ser más positivo. Un Oviedo atestado de público, local y foráneo, que asistió masivamente a las múltiples procesiones que recorrieron las principales calles, y llenaron bares, restaurantes y hoteles que vivieron unas de las mejores jornadas que se recuerdan en muchos años. A pesar de que algunos se empecinen en negar la decisiva influencia de los tradicionales actos públicos religiosos que en estas fechas se celebran, como principal causa de la importante afluencia de visitantes y motor de la economía, la realidad es que no pueden estar más errados. No es posible cuantificar el recorte que se hubiera producido en el caso de que no se hubiese celebrado ninguna manifestación religiosa por nuestras calles, como a algunos les hubiera gustado que sucediese, pero a buen seguro, sin la menor duda en ello, que habría sido muy importante. Afortunadamente para los intereses de la ciudad, todavía el sentido común de muchos prevalece sobre la necedad, sectarismo y radicalidad de unos pocos, que, a mal mayor, ya han perdido hasta el sentido del ridículo.
Como el éxito nunca viene solo, es justo manifestar público agradecimiento a todos cuantos han contribuido a ello, haciendo posible que, una vez más, Oviedo haya estado presente en el calendario de las celebraciones de Semana Santa. Particular mención a todos los integrantes de las Cofradías que, con su enorme y desinteresado esfuerzo, sin esperar ningún reconocimiento a cambio, luchando contra todos los obstáculos que el inefable tripartito que actualmente controla el Consistorio ha puesto en su camino, demostrando, una vez más, su ya más que conocida inepcia para gobernar, han conseguido congregar a multitud de personas que, con devoción, recogimiento y respeto, han asistido y acompañado a sus pasos procesionales. Tampoco se podría dejar sin mención a los entusiastas bomberos que, con respeto a una tradición de siglos, superando todos los inconvenientes que el Gobierno municipal les había puesto para romper este rito, consiguieron, a su manera, con imaginación, dar escolta al paso de la Soledad, recibiendo, por ese ejemplar comportamiento, los vítores de todos los asistentes.
Por todo lo anterior, junto con el reconocimiento a todos los que han contribuido a mantener y dar esplendor a estas seculares tradiciones, es obligado dar la más enérgica censura a quienes, confundiendo churras con merinas, desde un irracional, trasnochado y mal entendido anticlericalismo, han puesto todos los palos posibles a las ruedas para perjudicar, curiosamente, los intereses que, por razones obvias, deberían defender: los de Oviedo y, por ende, los de todos los ovetenses. El gesto del capataz del paso de la Madrugá cuando dedicó una de las levantás al Alcalde, acompañada de la frase, que seguramente quedará para la posteridad: Para que el Señor le haga ver la luz, creo que lo dice todo. Claro que, como no hay mayor ciego que el que no quiere ver, se necesitará más que un milagro para que tal deseo se cumpla. Está visto que, cuando alguien cae en desgracia, esta nunca le viene sola.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo