Refugiados: solos ante el peligro
Se cuenta que en Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia, campo de refugiados, ahora de concentración, las madres dan a luz a sus bebés en el mismísimo barro y que los padres por su parte, no saben cómo acallar el llanto de sus niños. Las condiciones de vida son tan inhumanas que muchos piensan que sería mejor volver a la guerra de la que huyen. ¿Qué está pasando para que los que soñaban con ser refugiados crean que la única salida es volver a aquél infierno?
Europa hace tiempo que mira el problema de los asilados con ojos desviados, esquivos más bien. Por otra parte, ¿cuánto nos dura la pen al ver las colas de padres desesperados que se pelean por un trozo de leña que reparte una camioneta para poder calentar a los suyos? Sí, solo unos breves segundos nos dura.
En cambio, llega la información de la Champions League y ese opio nos hace olvidar que Idomeni, campo de refugiados, existe. ¿Nos damos cuenta, asimismo, de que cada vez duran más los minutos de noticias relacionadas con el deporte en los informativos que las revelaciones de la realidad? El fútbol nos sirve como anestesia para no pensar que a las puertas de nuestro viejo y rancio continente las mujeres paren en el fango.
El bonito himno de la alegría no es la sinfonía de nuestra civilización, es el himno de la pesadilla, del desasosiego, del temor. O mejor dicho, nuestro hilo musical es la cancioncilla de la Champions, la Eurovisión del balón.
Por su parte, uno de esos niños expatriados exhibe una pancarta: "Sorry for Brussels" ("lo siento por Bruselas"). El pequeño de mirada con ojos hambrientos, muestra su solidaridad con las víctimas de los atentados de la capital comunitaria, con una Europa que le ha cerrado la puerta dándole con ella en las narices. Es esta imagen, nada más y nada menos, que el de una víctima solidarizándose con otras víctimas. Su mensaje: fraternidad.
El martes 22-M fue un día de muchas imágenes. La mayoría de ellas horribles y espeluznantes. Otras, un tanto esperanzadoras y, algunas, realmente patéticas.
Al propio tiempo, Pablo Iglesias, líder de Podemos, criticaba el pacto antiyihadista al que, manifiesta, solo irá de observador a aportar "soluciones", para acto seguido añadir la primera de ellas, diciendo: "no es lógico recortar libertades mientras se venden armas a Arabia Saudí...
El día en que Europa vuelve a desangrarse, el mensaje es retorcido pero al mismo tiempo transparente: la culpa de todo esto es nuestra, europeos. Por intentar sobrevivir. Nos lo hemos buscado. Ahí los tienen: el niño de la foto y el hombre que busca la foto. La inocencia frente al cálculo político.
El emotivo silencio de un niño frente a la estupidez de unas palabras.
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