Los anastesistas son imprescindibles
En los últimos años se ha extendido la práctica de exploraciones endoscópicas con motivos diagnósticos o terapéuticos. Estas exploraciones son practicadas por médicos gastroenterólogos, en su gran mayoría, que son los profesionales más capacitados para hacer esto.
Son con frecuencia procedimientos molestos y por ello se demanda sedación del paciente. Esta sedación, en buena lógica, se debe administrar también por los profesionales capacitados para ello y quienes son capaces de proporcionar seguridad al paciente y excelentes condiciones para que la exploración se lleve a cabo con éxito. Los peligros de una sedación administrada por el profesional incorrecto están en nuestra memoria (el caso de Michael Jackson, que falleció a manos de un médico no anestesiólogo y, por lo tanto, no capacitado para afrontar sus riesgos), habiendo fallecido algún paciente en España en el curso de estas prácticas irregulares.
La Comisión Ejecutiva de la Sociedad Española de Anestesia (SEDAR) quiere manifestar mediante este escrito dirigido a la opinión pública su profunda preocupación respecto a las medidas que han comenzado a aplicarse en distintas comunidades autónomas de nuestro territorio, que a nuestro juicio y aplicando el sentido común ponen en peligro la seguridad de los pacientes. Estas normas regulan, avalan y promueven la administración de sedación por parte de los propios gastroenterólogos, o bien por diplomados en Enfermería. Obviamente, la aplicación de esta normativa es un riesgo inaceptable para los pacientes, ya que no se les da la oportunidad de acceder a los mejores cuidados disponibles. En concreto, la comunidad de Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid y la Comunidad de Andalucía han redactado e intentado poner en vigor un decreto regulando estas prácticas inseguras, que además se alejan de las recomendaciones a este respecto consensuadas y publicadas por la Sociedad Europea de Anestesia y refrendadas por la Declaración de Helsinki.
La SEDAR ha iniciado todas las medidas legales a su alcance para evitar que estos decretos se pongan en marcha, dado el enorme riesgo que vemos en ello para los pacientes. Sin embargo, creemos que es algo que difícilmente llega a la opinión pública y que les afecta directa y gravemente.
Recomendamos a los pacientes que por su seguridad pregunten quién va a sedarlos y qué capacitación tiene para ello. Un simple curso de 10, 20 o 40 horas no puede suplir a la preparación con la que cuenta un médico especialista en anestesia-reanimación, a quien le lleva cuatro años adquirir dicha capacitación. Les recomendamos visitar nuestra web (www.sedar.es), donde existe información en abierto para conocimiento de los pacientes.
A nuestro juicio, es como si se permitiese que para vuelos cortos el avión fuese pilotado por un auxiliar de vuelo o un marino.
Como agravante, quisiéramos añadir que cuando algún político o sus familiares han requerido de este tipo de exploraciones siempre se exige la actuación de un anestesiólogo, quizá porque sí que quieren seguridad para ellos y no para los pacientes.
F. Gilsanz Rodríguez, Profesor, presidente Sociedad Española de Anestesia-Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR), Madrid
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