¡Enhorabuena, España, ha nacido un poeta!
Fue en la ciudad jiennense de Jódar donde Andrés Bódalo, de Podemos, agredió al concejal Juan Ibarra, del PSOE, el partido que muere por pactar con Podemos. Si cuaja el acuerdo, vamos a ver más sangre que en "Juego de tronos". Para ir haciendo ambiente, la agresión no es ni presunta. El tal Andrés Bódalo ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Jaén a tres años y medio de prisión por un delito de atentado con el agravante de reincidencia. Ésta es su cuarta sentencia condenatoria por agresiones y destrozos. Historial que no impidió que fuese el número uno de Podemos para el Congreso por Jaén. Lástima que no saliera: nos hemos perdido el capítulo de un Bódalo aforado.
Pero sus agresiones a policías, llamándoles fascistas de mierda y cabrones, o el destrozo de una heladería en el cuidadoso ejercicio de sus funciones como piquete informativo, más los puñetazos a Juan Ibarra no tienen la gravedad como para que se pidan disculpas por parte de Pablo Iglesias o Teresa Rodríguez. El líder de Podemos, exigiendo la libertad para su Bódalo, demuestra que la pureza del Estado de derecho le trae el pairo.
Hay que ver a lo que hemos llegado. Andrés Bódalo reparte mamporros, golpes y puñetazos con frecuencia, pero es un poeta. Ya lo dice Teresa Rodríguez, igualico, igualico que Miguel Hernández. Hemos llegado a transformar sonetos en sumarios judiciales, elegías en reyertas y odas en broncas. Bódalo es el resumen de la reunión entre Iglesias y Sánchez. Pablo, sopapo va, sopapo viene, mientras Pedro permanece inmutable con su cara de pachuli y gomina.
El referido Bódalo le cruzó la cara a un edil socialista, no porque sea violento, sino porque, en palabras de su gran jefe, el señor de la coleta, es la expresión de la libertad. Ello va a resultar que éste es el nuevo nivel político que con tanto lustre va a tonificar nuestras vidas.
Y por último está el uso alternativo del derecho. Lo que hacen los míos -al menos así lo debe pensar Iglesias-, no altera nuestro código ético.
Esto de Andrés Bódalo, aunque el personaje no lo parece, es bastante serio.
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