El cumpleaños de Vargas Llosa
Me ha parecido excesivo el tratamiento y la cobertura mediática del ochenta cumpleaños del premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa, especialmente por el periódico El País. En proporción, es esperable que el día de su muerte le dedique la edición íntegra. Mientras tanto, el periódico (al que estoy suscrito desde su nacimiento), ésta vez ha mantenido una interesante competición mediática con la prensa del corazón para quienes la pareja Vargas Llosa/Isabel Prysler va camino de convertirse en una fuente inagotable de chismorreos y, la famosa pareja haciendo caja: Él, sin ningún rubor, después de escribir La Sociedad del espectáculo y ella en su salsa, en su mundo, del que nunca ha salido y del que ha vivido. Resulta muy esclarecedor al respecto las palabras del propio Vargas Llosa: Si el precio que tengo que pagar por el amor es esto, estoy dispuesto hacerlo (El País, 31 de marzo 2016)
Si alguien albergaba alguna duda sobre la ideología neoliberal y los compañeros de viaje que desde hace mucho tiempo el nobel ha elegido, sólo tiene que revisar el listado de ilustres momias de la política y del mundo de las finanzas españolas que le acompañaban en el homenaje. Resulta bastante patético que, con excepción del premio nobel de literatura de 2012, el turco Orhan Pamuk, la ausencia de escritores y del mundo de la cultura fuera lo más destacado, mientras que la presencia de la plana mayor del Gobierno conservador de Mariano Rajoy (peleándose con su mentor José María Aznar), personaje cuyo rostro, presencia y discurso encaja en cualquier película de terrorpero de la serie B. Mal final para una obra que comenzó siendo crítica con el poder y ha acabado por servirlo (Julio Llamazares)
El homenaje pretendía una parte literaria, bajo el paraguas de un seminario y al amparo de la Cátedra y Fundación para Libertad Vargas Llosa, generosamente subvencionada por el gobierno español y, por ello, inagurada por el actual Presidente en funciones, Mariano Rajoy. La conferencia de apertura, como no podía ser de otra manera, reservada para José María Aznar, el del trío de las Azores que nos metieron en la guerra de Irak.
La guinda de invitados la ponía Felipe González, ésta vez sí, ejerciendo de jarrón chino, al parecer, no sabían dónde colocarlo entre tanto político neoconservador y ex_presidentes latinoamericanos. Con el fichaje de González para su homenaje Vargas Llosa, probablemente pretendía demostrar que también tiene amigos en la izquierda, cuando la verdad es que el amigo del tercer hombre más rico del mundo, el mexicano Carlos Slim, hace mucho que dejó de ser un hombre de izquierdas y se precipita por la cuesta de aquellos que no saben envejecer con dignidad.
Es una lástima que los papeles de Panamá no se hayan publicado antes del homenaje. Vargas Llosa tendrá mucho que explicar para justificar su presencia en dichos papeles, junto a Putin, junto a sátrapas árabes, a la hermana del Rey Juan Carlos, al presidente argentino, a la cúpula del gobierno chino y a grandes y conocidos evasores fiscales que arengan a los ciudadanos a cumplir con sus obligaciones de pagar impuestos.
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