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¡Vamos a no andarnos por las ramas!

12 de Abril del 2016 - Justo Roldán (Oviedo)

Que en el siglo XX muchos nos quedáramos con la boca abierta al escuchar aquellos discursos pronunciados por aquellos oradores que gozaban del don de la palabra, el conocimiento de las letras, y el poder de la persuasión, hoy no se puede entender que eso ocurra.

El alto grado de conocimiento intelectual que actualmente posee la inmensa mayoría de los españoles es y debe de ser el colador, por el que no se filtren la demagogia, la mentira, el populismo y la promesa de una libertad que por mal definida, hay quien se cree que será o es absoluta. Por tanto; hay que empezar negando la mayor: La libertad absoluta: sobre ella decir con firmeza: ¡No es verdad!, ¡no existe!, ¡es una quimera que queda muy bien, o una palabra muy poética, pero nada más!

Todo ser humano nace con unas posibilidades de obrar con las que con unas están obligados, pero para con otras, aun teniendo poder para hacerlas, no las puede llevar a cabo. Por tanto, no consiste en leyes del hombre para el hombre. Son las leyes que rigen la naturaleza, de la que forma parte el ser humano.

No puede existir libertad sin responsabilidad ni orden; y no puede existir más libertad que aquella que conduce al bien. Pensemos por un momento en que un médico igual que sabe curar sabe matar, pero es obvio que si hiciera lo último en aras a su libertad estaría razonablemente haciendo el mal. De ahí, que la libertad tiene unas leyes que sin estar escritas, ni proclamadas, se encuentran en la naturaleza, exactamente igual que las físicas. Por tanto, la lógica, el sentido común y la conciencia humana son los límites que el hombre no puede saltarse, aunque pueda. Así mismo, dejar claro,que no son mermas, ni límites a la libertad del individuo, muy al contrario, son las que conducen al hombre a la libertad en sí misma, pues son admitidas por la naturaleza humana, el sentido común y el raciocinio, y no impuestas por nadie ajeno a ella.

Por tanto, de alguna manera bien entendida la ley natural se puede afirmar que ésta soy yo. Y como yo no me he hecho a mí mismo he de pensar, porque es mi obligación, que no estoy al margen de quienes son de mi misma naturaleza, y que tampoco se han hecho a sí mismos. Hay una frase que define de alguna manera lo que digo, y es cuando uno piensam razonablemente, que lo que no quiero para mí no se lo puedo, ni se lo deseo, para los demás. Esto llevado a la práctica sería lo bueno, pues nadie quiere para sí aquello que es malo.

¿Que ocurre, cuando se trasgrede la ley natural?. Casi me atrevía a decir que lo mismo pero con otros resultados, como que si alguien se olvidara de las leyes de la aeronáutica y pretendiese volar, o aún logrando hacerlo, terminase promulgado que ya hemos vencido a la ley de la gravedad y ya no existe; y que a continuación alguien pretendiese lanzarse al vacío pensando en que no se dará de bruces con el suelo. Pues con la ley natural ocurre lo mismo, aunque sus efectos no sean de inmediato, ni tampoco tengan signos externos, aunque si los tendrá en el núcleo central del hombre, que no es solo un ser material sino también un ser espiritual, dotado de Alma. Por ello es mucho más dañino a la larga un daño moral que cualquier otro físico.

Desde que yo tengo uso de razón hasta el día de hoy el hombre ha sobrepasado las leyes morales que afectan a la parte no material del hombre. Ha desterrado de la conciencia humana uno de los valores que es la piedra angular, de la propia ley: el derecho y la protección de la vida humana. La obligación de defender al más débil. La defensa de la familia, como bien de la sociedad, y de los más desprotegidos. Y de igual manera, también se sigue alterando el orden natural y moral de lo prioritario, dejándolo detrás de lo accesorio.

Pues todo eso, puede que haya hecho feliz a alguien en algún momento (pensemos en el divorcio, el aborto, la eutanasia etc. etc.) pero a la larga, la sociedad se resiente. El hombre pierde la esperanza, fluye la infelicidad, surge la oscuridad, tiene miedo, y por tanto se evade artificialmente con aquello, que solo son destellos de una tranquilidad de conciencia de la que solo le queda un vago recuerdo, si esta no se ha deformado ya.

Sin saber de dónde viene, desconociendo el porqué esta aquí, y sin saber cuál será su futuro, ni cual será su destino, no me cabe duda alguna, que la afectación, es mucho peor que cualquier dolor físico. El Alma existe y Dios también... Y quien creó al hombre, ordeno la naturaleza y el universo, también nos ha dado el MANUAL, Ahora, queda en manos de nosotros, el leerlo, cumplir lo que se indica en el, o intentar vivir a golpe de ocurrencias. El manual, no es muy grueso, son solo un decálogo,

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