Los jugadores del Real Oviedo
No salgo de mi asombro al escuchar las declaraciones del Real Oviedo en las que después de haber perdido en Bilbao contra el colista dicen que "ir al Tartiere a pitar al equipo no tiene sentido" y que hay que "huir de este clima de pesimismo de las últimas jornadas". Decir esto cuando de los cinco últimos partidos han perdido cuatro no sé si es un insulto a la inteligencia de los aficionados o una tomadura de pelo. Ya estoy harto de la tan manida frase "tenemos que ir todos en la misma dirección". Estos tíos todavía no se han enterado de que desde el golpe de estado contra el anterior entrenador, Sergio Egea, independientemente de que se pudiese estar o no a favor de él, los únicos que no van en la misma dirección son ellos. Hasta ese momento todos íbamos en el mismo barco, pero los famosos líos del vestuario, en el sentido de que con el otro entrenador entrenaban poco, que no tenían datos de los equipos a los que se enfrentaban, etcétera, según ellos, sólo se dijeron cosas para mejorar, llevaron a la autogestión de los jugadores, la cual ha dado lugar a que no sólo no han mejorado, sino que van directos hacia un ridículo de dimensiones gigantescas y consecuencias imprevisibles hace pocos partidos. Todos íbamos en la misma dirección porque nadie decía en voz alta los comentarios que se oían en la grada como "se han traído cuatro defensas que son peores que los del año pasado", "en el centro del campo hay jugadores que parece que juegan por decreto y otros casi no van ni convocados, o desaparecen sin saber por qué". Pero es que lo de Mallorca, la foto que todo el mundo vio, pues circula por internet, de jugadores celebrando el ridículo en los bares, dicen que no en muy buen estado y sin la autorización del entrenador, es lo que hace crecer la indignación de la afición, todo ello aderezado por la connivencia de vete tú a saber quién. Esos jugadores son los que han metido presión al resto de la plantilla, con los responsables mirando para otro lado, y sin refrendar el principio básico de autoridad del entrenador. La afición no ha puesto el ojo en toda la plantilla o en determinado técnico o técnicos, no es tan estúpida, sino en aquellos que son responsables de haber roto la paz social que el año pasado nos llevó al ascenso y que, por otro lado, sea cual fuere su calidad profesional, no merecen seguir en el Real Oviedo una vez termine la temporada y sea cual sea el resultado de la misma. El enfado de la gente no es por perder, es por cómo se pierde, pisoteando el lema de este club: "Orgullo, valor y garra". Ésta es la primera gran prueba de fuego para el Grupo Carso. No vale sólo con que entre la bolita y con los paños calientes que se han puesto hasta ahora, hay un peligroso problema de raíz que es necesario extirpar, por el bien del club y del propio Grupo Carso.
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