No me resigno, señor Cascos
El título del artículo entraña una calculada osadía. El que uno no se resigne o se rebele contra una situación personal, social o política, no le da derecho a proyectar en otra persona la solución del problema. Bien es verdad, que tras este aparente traspiés, se tiene la intuición de que la persona citada, en nuestro caso el señor Álvarez-Cascos, goza del prestigio social y de la valía personal como para asumir la tarea de afrontar con garantía de éxito la crisis que sufre Asturias. Hay pues, dos estratos: el formado por los sucesivos aluviones de incompetencia que han depositado nuestros dirigentes políticos, ante el que uno se rebela, y la firme capa formada por una concatenación de argumentos que este «espectador» propone como solución.
Vayamos primero con el «no me resigno».
Necesitamos vivir de claridades y no me resigno a deambular por entre la penumbra de las apariencias como un sonámbulo. Necesitamos anticipar lo deseable. Sin anticipación no hay proyecto en común, ni sociedad dinámica, ni, mucho menos, una tarea política ejemplar. Aquí todo es memoria y cuéntame cómo pasó. No se indaga sobre el ser. Se prima el parecer aunque no hay sido.
No me resigno con un ferrocarril de altas prestaciones cuando usted, señor Cascos, había proyectado y licitado el tren de alta velocidad. Tanto «Furacu», tanto «Furacu», para qué. Se pusieron de parto nuestros montes astures y parieron un ridículo ratón.
No me resigno a perpetuar un modelo de sociedad que vive de las prejubilaciones. Miles de jóvenes asturianos deben abandonar su tierra para buscar trabajo en otras comunidades. Nuestros gobernantes y los todopoderosos sindicatos apostaron por la seguridad de los que trabajaban. Esta política miope nos ha dejado sin un entramado empresarial dinámico, potente y competitivo.
Peor que padecer una enfermedad es aceptar que galenos ignorantes tengan a su alcance el talón de las recetas. Por eso me niego a ingerir las píldoras que están recetando a los españoles y asturianos nuestros mandatarios para salir de la grave crisis que estamos padeciendo. Cuanto más rematadamente imbécil actúan, más éxitos parecen cosechar aunque a la larga nos lleven al abismo.
Subtítulo: El pueblo asturiano demanda un cambio de ciclo
Destacado: No presentar una alternativa al triunviriato formado por Ovidio Sánchez, Gabino de Lorenzo y Pilar Fernández es condenar al PP asturiano a cuatro años más de oposición
No me resigno a que sigan en el poder unas personas que sistemáticamente impiden al ciudadano la percepción acertada de la realidad social en que estamos inmersos. Se elude todo aquello que pueda aportar una solución verdadera a la crisis y se escenifican todos los vodeviles posibles para encandilar a los españoles.
Por eso es obligado lanzar el balón. ¿Por qué a usted, señor Cascos? Pues por lo que nuestro Baltasar Gracián llamaba el Natural Imperio. «Es una secreta fuerza de superioridad. No ha de proceder del artificio enfadoso, sino de un imperioso natural. Sugétansele todos sin advertir el cómo, reconociendo el secreto vigor de la connatural autoridad. Son estos Genios señoriles, Reyes por mérito y Leones por privilegio innato, que cogen el corazón, y aun el discurso a los demás, en fe de su respeto. Si las otras prendas favorecen, nacieron para primeros mobles políticos, porque ejecutan más con un amago que otros con una proligidad». Baltasar Gracián. Oráculo manual y arte de la prudencia. Aforismo 42.
«Sugétansele todos sin advertir el cómo». Esta escueta frase describe magistralmente la figura del líder. Hay un sustrato muy amplio de asturianos pertenecientes a las más diversas tendencias políticas que están dispuestos a votar la lista que el señor Cascos encabece.
La Fortuna, siempre necesaria en el quehacer político, es un instrumento en manos de los caprichosos dioses. ¡Pobre del mortal que no entreabra su puerta cuando la diosa llame! Y a fe mía, que lo está haciendo. Gozamos de vientos favorables para tomar la decisión. El prolongado Gobierno del señor Areces ha jugado ya todas sus cartas. El pueblo asturiano demanda un cambio de ciclo, y los dirigentes regionales del Partido Popular se han quemado en una guerra de guerrillas interminable. Miles de afiliados apostaron por la renovación en el último congreso regional y no han renunciado a ella bajo ningún concepto. No presentar una alternativa al triunvirato formado por Ovidio Sánchez, Gabino de Lorenzo y Pilar Fernández Pardo es condenar el PP asturiano a cuatro años más de oposición.
Pero la no resignación o rebeldía de muchos, solo será eficaz si la encauza una persona que tenga esa «secreta fuerza de superioridad a la que todos se sujetan». Sé que usted, señor Cascos, tampoco se resigna. Sé también que muchísimos asturianos le otorgarían su confianza y su voto. Lo que ya corre de su cuenta es asumir el riesgo de la decisión.
Sólo he pretendido con este artículo «dar entendimiento ya que por falta desto dejan de hacerse muchos aciertos». Gracián. O.c. Aforismo 68.
José Luis Magro.
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