¡Ni Julio Verne lo pudo imaginar!
Un día de estos me encontré con una página de un blog que contenía varias curiosidades. Entre ellas había plasmado el siguiente poema sacado de un libro del periodista y escritor Manuel Ossorio y Bernard: Dice el sabio Sisebuto mil disparos al minuto y sesenta mil por hora ¡Qué gloria será la mía con esta máquina potente que llega a matar buenamente un millón de hombres al día! Proclamarán su bondad en las más remotas tierras y así acabarán las guerras y también la humanidad.
Si osara volver a este mundo el Sr. Sisebuto y pudiese contemplar la actualidad que nos toca vivir hoy, ¿qué diría? Mi amigo Blas, culto y actualizado en infinidad de temas dice que, como mínimo, sufriría un terrible ataque al corazón que lo dejaría derrengado y para pocos trotes.
Blas, con mirada fija, lanza al aire su pregunta: ¿qué diría ese sabio si recibiese en sus manos un pendrive (memoria USB, lápiz USB o lápiz memoria o, incluso, pendrive ametralladora AK47. Llámenlo como quieran), de esos que puede llevar en sus entrañas hasta más de un banco entero con detalle de todos sus clientes y saldos, o de lo que lo carguen, y le dejasen examinarlo, palparlo, contemplarlo? El propio Blas, prudente, temeroso él, se responde a sí mismo.
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Blas, al cabo de unos instantes que parecen una eternidad, mirando al infinito, sentencia.
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¡No será para tanto, Blas, no exageres que de eso siempre hubo hombre!
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