Cuéntame un cuento
Tengo una cuenta en Yahoo, otra en Hotmail y otra en Gmail, pero en Panamá, Suiza, Andorra, Luxemburgo o islas Caimán, ninguna, por lo tanto, libre de culpa, me considero con derecho a señalar y criticar a todos-as aquellos-as que se tienen por señores-as de reputación y señorío.
Cuando algunos decimos sin tapujos y con claridad diáfana que este país da asco, no es por otro motivo que el que nos atañe, la maldita corrupción, esa magnífica colección de estafadores que en forma de políticos, cantantes, actores, ministros, escritores, banqueros, se agarran a la bandera rojigualda cual legionarios y llevan al éxtasis a algún facha desfasado si sueltan una lagrimilla. Esos patriotas de importación nos revelan una realidad que, nunca mejor dicho, trasciende nuestras fronteras, esos impresentables, señores, son el cáncer de un país que desangra sus capitales en medio mundo, y esto, si se me permite la expresión, no lo para ni Dios por el simple hecho de que todos tienden al ocultamiento. Vamos a ver, señores, me gustaría verles en casa, sentados en su váter, díganme ustedes, cuando hacen sus necesidades, ¿lo ocultan bajo el papel con el que se limpiaron o tiran de la cisterna? La respuesta, aunque obvia, difiere de lo que haría un recién nacido, y como pueden comprobar no es de aplicación para estos patriotas. Todos tratan de esquivar la culpabilidad acogiéndose a disculpas de lo más variopinto, inconcebibles para unos señores.
El ministro Soria, que figura con nombre y apellidos, lo niega, y el PP, haciendo vista ciega y oídos sordos, atiende las explicaciones y da por zanjado el escándalo. El señor Bertín Osborne, aquí voy a detenerme en la letra de uno de sus éxitos, "el vagabundo que rueda por el mundo, para mí no hay fronteras y mi sitio es cualquiera", hasta la vista este patriota que nos vendía por TV que el consumo de productos españoles acabaría con el paro, vivió varios años en Miami y cuando ayer se defendía de lo indefendible, basándose en que al no residir en España no tenía obligación de tributar aquí, la pregunta de si usted vivía en Miami, ¿a qué se debió que montara su empresa en Panamá?, el silencio habló más que la argumentación del cantarín durante toda la jornada.
Señoras y señores, que ustedes consideren que un 25 por ciento de los votantes es estúpido, tolerante con la corrupción e indecente no significa que el resto de ciudadanos les bailemos el agua. Recurriendo a la metáfora, ustedes podrán ir a los puticlubes tantas veces como quieran, a tomarse una copa o a subir al piso superior, pero si ustedes son conscientes de que por allí pasaron, no pretendan decirle a su esposa que estuvieron rezando en la iglesia; comulgar con ruedas de molino, mejor para los directivos de Vital Dent.
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