En recuerdo a nuestro padre
Querido papá: Quisiéramos decirte tantas cosas pero la primera y más importante que te queremos muchísimo y nos haces mucha falta. Pero sabemos porque así no lo inculcaste que ahí donde estás nos seguirás cuidando y guiando por el buen camino. Dejaste un vacío enorme “aquí” y cuando digo “aquí” me refiero primero y ante todo en nuestra casa y también en tu pueblo que aparte de verte nacer eras un “referente” para todo y para todos; a ti que venían a consultarte todo, que te pedían y dabas buenísimos consejos, que solucionabas y arreglabas todo y que siempre lo hacías con ese buen talante que tenías, bromeando como tanto te caracterizaba a ti. No nos podemos creer que eso que tanto nos repetías pudiera ser una broma de esas tuyas, nos decías que hace años “alguien” te había dicho que ibas a llegar a los 120 años y lo repetías tantas veces convencido que por supuesto te creímos y te creímos porque tu salud era envidiable. Llegaste a los 87 años sin ningún problema, ni siquiera dos años antes tenían historial médico tuyo así que ¿cómo pensar que te ibas a ir sin más? Decías el día antes que aún te faltaban muchos años para irte así que nos tranquilizabas pero y ahora ¿qué hacemos? Todos estamos perdidos y desconcertados, tus amigos de la hermandad de Valdediós no se lo pueden creer, tu pueblo no hace más que preguntarnos, ¡cómo si fuera algo extraño que te hubieras muerto! Ya ves, todos los días muere alguien pero tú... Parecía y así nos lo hacen creer todos que “imposible, que no puede ser, que no se lo creen”. Estos últimos días que te vi con una respiración más quebradiza pensé: con lo superreligioso que es mi padre, que nació el 24 de diciembre, día que nació “Nuestro Señor Jesús”, no nos hará la faena de imitar sus pasos hasta el final y morir al igual que Él en Pascua. Pues así fue. Te enterramos el Viernes Santo; por desgracia se hizo realidad ese pensamiento que tuve. Si esas fechas eran ya muy señaladas en el calendario para todos ahora aún más para nosotros. Nochebuena y Viernes Santo, imitando a quien tu tanto querías y venerabas. Bueno tengo que ir terminando porque así podrías estar horas y días hablando contigo, hablando de ti al mundo entero pero aunque dicen que lo bueno y breve dos veces bueno, lo intento, pero nos é como terminar. Bueno pues aquí nos tienes y siempre te vamos a llevar en nuestros corazones.
Dejaste mucho bien así que estarás en el mejor de los sitios buscando una buena “finca” (como tú decías) para tenernos a todos a tu lado. Aquí los tuyos seguiremos tus pasos aunque nos lo pusiste muy difícil para imitarte; eras único, el mejor, sigue cuidándonos y guiándonos desde donde estés, sobre todo dale fuerzas a mamá tu amadísima e inseparable esposa. Muchos besos de tus hijos Carmen María,Julio Enrique, Javier y de tus hijos políticos a quien tanto querías y te querían Dori y Luis.
Carmen María Alonso Arrieta
Pola de Laviana
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