Un, dos, tres, elecciones otra vez
Ante la incierta situación política que vive España, sumida en una de las mayores crisis políticas de la era democrática, quisiera hace algunas reflexiones sobre esta situación.
Primero, de convocarse nuevas elecciones (que será lo más probable), ¿piensan los partidos políticos volver a presentar a los mismos candidatos que nos han demostrado hasta la saciedad su incapacidad para llegar a ningún tipo de acuerdo que propiciara la formación de un nuevo Gobierno? De producirse esta situación, ¿los partidos políticos no estarían tomándonos el pelo soberanamente a todos los ciudadanos de este país?
Segundo, de tener que volver a las urnas, ¿piensan los partidos políticos volver a martirizarnos a los ciudadanos con una nueva campaña electoral?, ¿qué nos piensan vender en esta ocasión, acaso el echarse la culpa mutuamente de que no se hayan podido poner de acuerdo, recurriendo al "tú, más?... Los ciudadanos españoles estamos hasta el gorro de la clase política, llevamos casi cuatro meses escuchando programas, promesas, debates, encuentros y desencuentros, ruedas y más ruedas de prensa que para lo único que han servido es para poner de manifiesto la incapacidad de todos ellos en llegar a ningún acuerdo que no fuese el de asegurarse un futuro sillón de mando para los próximos cuatro años.
Tercero, teniendo en cuenta las reflexiones anteriores, lo más sensato y lógico, una vez disuelto el Parlamento y convocadas las nuevas elecciones, ¿no sería mejor pasar directamente a votar, ahorrándonos la pila de millones que conlleva la celebración de actos electorales?
Cuarto, la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país tenemos muy claro quiénes han sido los responsables de que España permanezca, cuatro meses después de las elecciones, sin Gobierno. Asimismo, tenemos igualmente claro que nuestra clase política, toda en general, no estaba preparada para asimilar la ruptura del bipartidismo; nadie ha querido ceder en sus planteamientos, sobre todo, ninguno de los viejos y tradicionales partidos, que no han sabido captar el mensaje que la sociedad española les ha enviado en los últimos comicios.
Quinto, el futuro, desde mi punto de vista, es muy incierto y complejo. El escenario político no ha cambiado sustancialmente del que teníamos el pasado 20-D, salvo que la deuda externa del país cada vez crece más, que la hucha de las pensiones cada vez está más vacía, que encontrar un puesto de trabajo continúa siendo misión imposible, que los recortes en sanidad y en educación continúan produciéndose, mientras aumentan las asignaciones presupuestarias a la Casa Real y a la Iglesia católica, y los casos de corrupción crecen y crecen cada día, como algo ya cotidiano en nuestras vidas...
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