Para que algún responsable tome medidas urgentes

Si ya desconfiaba del HUCA, después de pasar 12 días ingresado en él, para una cirugía mayor; no solo sigue mi desconfianza, ha aumentado en tamaño y preocupación.

En primer lugar quiero ser tremendamente justo y decir que hay profesionales como la copa de un pino como la enfermera Doña Ana Suarez Miranda, que es el ejemplo donde los responsables de este Hospital debieran exigir a los demás a quien imitar a la hora de tratar a los enfermos con respeto, educación, entrega, sensibilidad, amabilidad y una profesionalidad que roza la perfección.

Podría nombrar alguno más que desempeña con gran responsabilidad su tarea, normalmente en el área enfermería; no así dentro de las que llevan el peso de cada planta como son las auxiliares, donde los malos modos y maneras de algunas hacen demasiado daño a los más débiles, que son la razón de que ellas sigan cobrando sin merecerlo de nuestros impuestos.

Explicaré sin exagerar nada alguna barbaridad por las que estoy tremendamente indignado. Las autoridades de este armatoste público al servicio de los enfermos, no pueden permitir abusos como los vividos en propia persona cuando estaba en un estado de tremenda indefensión.

Me operan el lunes, la noche del miércoles al jueves, mi compañero de habitación un señor de 82 años pasó toda la noche pidiendo auxilio. Como se arrancaba los cables de sondas y goteros, no tienen otra idea más original y tierna para atender a un enfermo que ponerle grilletes en manos, pies y cintura. Lo que pasó después se lo pueden imaginar: lloros, gritos, golpes tratando de liberarse de ese infierno de perfecta esclavitud. Estábamos separados por una mampara plegable, yo le podía ver por debajo de ella, pero estaba tan débil tras la operación, que, como él me lo pedía, llamaba al timbre de alarma, al cual siempre tenía que responder con esa voz que no te sale por la debilidad del momento (Yo no sé para que ponen ese timbre, siempre les molesta) así hasta 3 veces, donde solo acudían a ver si estaba bien atado y darle tranquilizantes que solo le alteraban más y más. No crean que se trataba de un tarado, luego comprobé que era un señor de pies a cabeza, con todas las facultades mentales y mejores que las mías, solo que con la medicación y la noche se desubicó y en vez de tratarle o llamar a sus familiares le ataron como a un loco. ¡No saben cómo eran lo quejidos de ese hombre! Yo les decía, es de locura, yo no puedo descansar, pero lo que están haciendo con ese hombre seria de denuncia firme y grave. Traté de grabar con mi teléfono allá como pude con tanto cable, sondas, goteros y drenajes que tenía. Pero fui incapaz.

En la mañana del jueves, me tocó a mí sufrir a una impresentable auxiliar, con bolsas colgando de ambos lados de drenajes, sondas, frascos y cables me hace levantarme solo al baño a lavarme al baño. Salgo de la cama con 27 grapas recientes muchos puntos y más que no merece la ocasión decir por aquí, me incorporo sin ayuda de la cama y ella mirando, los dolores eran intensos y camino mareado hacia el baño, allí me pone unas toallas y esponjas y me dice que empiece que estará haciendo la cama y pendiente de mi. ¿Saben a qué hora la vi después? Cinco horas después. Allí me dejó, regresé como pude a la habitación sobre las 8,15 de la mañana y llame a mi mujer, le dije ven, que me dejaron aquí casi en pelota picada e incapaz de ponerme la bata siquiera. Llegó ella, 15 minutos después sin que nadie se acordara de mí. Solo a la una, cuando aparece la negligente profesional, le pregunté si era ella quien me dejo abandonado en el baño, y me dice que no lo hizo, que ella estaba pendiente ¡qué cara! solo la defensa de mi compañero la acalló. Quien abusa de un enfermo en las condiciones que estaba yo, o de mi compañero a la noche, no puede estar trabajando en un Hospital Público. ¡Exijo a las autoridades que lean fechas y miren quien trabajó en las mismas y tomen las medidas oportunas, no pueden otros enfermos sufrir semejante trato!

Pero si piensan que se queda ahí, las incompetencias están equivocados: dentro de los límites de esta carta diré que el domingo 10 sufrí a otra auxiliar que no tiene que estar trabajando con enfermos, decía que a los enfermos había que espabilarlos y que sabía que yo era un conflictivo entre otras cosas. Cuando la realidad a lo largo de mi vida es bien diferente, con respeto y educación para todo el mundo, salvo que no admito las injusticias y los abusos sobre los indefensos y más débiles.

Pero no quería terminar sin denunciar la dejadez de los médicos de la planta de cirugía, donde sabían y tenían por escrito que llevaba años tomando cortisona, que en los análisis después de la operación decían que tenía el hierro bajo, y permitieron que sufriera el miércoles 13 dos mareos y un retroceso tremendo en mi salud por no tratarme la dependencia de la cortisona y darme hierro, y solo porque pedí que viniera mi médico especialista (Doctor Sabino Riestra) el cual dejó sus consultas para venir a la habitación y solucionarme en minutos lo que ellos en días por descuido e imprudencia no supieron.

A la despedida les di irónicamente las gracias, y ellos mismos, reconocieron que las gracias debieran ser para Sabino.

Solo espero que esta denuncia salga a luz, para que se tomen medidas, y esos profesionales se corrijan o despedirlos sin más. Y por supuesto siempre dar las gracias a la gran mayoría de profesionales que cumple su cometido, aunque me parece que hacen mucha vista gorda por apartar de su lado estas pocas manzanas podridas.