Nadar contra corriente
Me llama especialmente la atención un titular en portada de LA NUEVA ESPAÑA del domingo 17 de abril, que dice: Captar parejas jóvenes de otros países, clave para salvar las pensiones asturianas. No entiendo nada, me quedo estupefacto. Yo creía que el problema de Asturias era de falta de empleo, razón por la cual nuestros jóvenes emigran y la población del Principado lejos de aumentar disminuye año tras año.
Supongo que este periódico no habrá llegado a la conclusión que anuncia en titulares, al buen tuntún, sino asesorado de expertos en temas demográficos y de economía aplicada al sector pensiones, pero aún así, a tipos como yo, sin formación académica y con sólo los conocimientos y experiencia de los ochenta tacos a punto de cumplir, que me perdonen, tanto el periodista que redacto la información en cuestión, así como cuantos le hayan asesorado, pero en mi humilde opinión, se equivocan de medio a extremo.
Traer en este momento a Asturias gente joven es, -siempre según mi opinión- agravar aún más el problema. Lo que Asturias necesita es crear empleo, luego, la gente ya vendrá por si sola. Recuerdo siendo un chaval, en los años cincuenta del pasado siglo, cuando el régimen de entonces decidió construir en Avilés ENSIDESA, no hizo falta llamar a nadie, acudieron allí gentes de toda España como moscas al pastel. Cuando en la siguiente década los asturianos nos decidimos a salir a los países del entonces Mercado Común, aquí las empresas se quitaban entre sí a los trabajadores, especialmente en la minería, que acabó por colocar a mineros portugueses y de otras partes. Ahora, pienso que ocurriría igual. Que se dejen de experimentos raros, que ya está casi todo inventado. Crear condiciones oportunas encaminadas a que las inversiones empresariales en la región sean tentadoras y prometedoras de crear riqueza, y lo demás, creo que viene por sí solo. Las pensiones no las mantienen los jóvenes por el hecho de serlo, sino por que estén trabajando y cotizando para que el sistema se sustente.
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