Celo a lo talibán
He leído con cierto estupor la noticia que aparece en la primera página de LA NUEVA ESPAÑA del 26 de abril en la que se dice que Oviedo abrirá una oficina de laicidad para buscar y retirar símbolos religiosos. En principio, me llama la atención que sea Oviedo la que vaya a actuar, es cierto que en el desarrollo de la noticia que dan en la tercera página del mismo periódico se dice que es el tripartito el que ha decidido presentar esa ingeniosa propuesta, pero me niego a aceptar que la mayoría de los ciudadanos de Oviedo sienta una preocupación agobiante por la presencia de símbolos religiosos en una ciudad en la que se prodigan desde hace siglos, sin que haya habido -al menos que se tengan informaciones ocultas sobre el tema- ninguna alteración psíquica por parte de sus habitantes. Es raro que, siendo el suyo un equipo tan dialogante, no se haya consultado la opinión del pueblo en este trascendental asunto.
No dejo de sentir una cierta preocupación por ese celo a lo talibán en desterrar todos los símbolos religiosos aceptados por la mayoría. ¿De verdad les hace daño la presencia de un crucifijo, una imagen de la Virgen o la reproducción de los numerosos cuadros expuestos en nuestro magnífíco y recién restaurado museo de pintura? Es que se puede omitir una parte activa de la Iglesia en la historia de tantos siglos con sólo la actuación de una oficina de busca y captura de los mismos? ¿Van a cerrar tantos locales en los que se ganan honradamente la vida artesanos y comerciantes que trabajan con símbolos religiosos? Supongo que tendrían que estudiar la forma de enseñar a ésta y a las futuras generaciones lo que significan las palabras libertad y respeto, y no lo van a tener fácil con tantas prohibiciones de su propuesta...
Quizás el tripartito haya pensado en esta oficina como una ocasión de promover algunos empleos para solucionar el alarmante paro de muchos ciudadanos, pero creo que hay otras muchas cosas que se pueden sugerir, si se consulta al pueblo, más necesitadas y más acuciantes para todos. Sin que haga falta detenerse mucho en ellas, ¿qué tal solucionar los problemas de la educación, la medicina, la asistencia a discapacitados, de persona mayores, etcétera?
Vamos a ser realistas. Los cristianos, entre los que me incluyo, sabemos discernir entre lo que es del César y lo que es de Dios. Por favor, dejen de perder el tiempo y gobiernen la ciudad tratando de solucionar los problemas reales que nos afectan. Seguro que tendrán un agradecimiento general de Oviedo y, si son capaces de ello, hasta conseguirán aumentar el número de votantes en las próximas elecciones.
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