Aclaraciones sobre el Camino de Santiago
En carta publicada en esta misma sección el señor D: Luis Miguel García del Campo hace una exposición de los pecados de la Iglesia con los que no es difícil estar de acuerdo. Sin embargo, como en todo, hay matices, y errores por parte de quien denuncia.
Aprovecha el señor García del Campo para lanzar su ataque como rampa de disparo al Camino de Santiago, y lo inicia con un argumento rotundamente equivocado, pues dice que el Camino de Santiago es un asunto religioso, y le aseguro que no está en absoluto en lo cierto. Tanto es así que en la misma frase, lo cual ya tiene mérito, se contradice, añadiendo que es vía de peregrinación, factor cultural y turístico. De modo que ya casi está todo dicho, pero yo prefiero aclarar un aspecto no poco relevante. El Camino de Santiago tiene tanto de religioso como lo puedan tener la Navidad o la Semana Santa, es decir, que a día de hoy es una necedad catalogar a esas fiestas de religiosas y más acertado, de consumistas, por ejemplo. Bien es cierto que muchos preferirán relacionar esas fechas o el Camino con sus creencias religiosas o místicas, pero sería absurdo no dedicar fondos públicos a controlar la operación salida porque el Jueves Santo es una festividad cristiana. ¿Me sigue?
El Camino de Santiago es mucho más que un asunto religioso y sólo el desconocimiento de lo que es, ha sido y significa puede llevar a alguien a decir semejante cosa. Se lo dice un ateo confeso, yo mismo, que además soy peregrino a mucha honra. La última vez que hice un tramo fue precisamente por Asturias, en los albergues, lugar de encuentro y solaz del peregrino, se puede comprobar la diversidad de procedencias y personalidades y, debe estar tranquilo, no percibí un fanatismo religioso, ni apenas una devoción tibia entre los caminantes, ya que lo que se estila es una introspección y cada cual carga con lo suyo. No hay nada más democrático, me parece.
Un aspecto fundamental por el que se debe preservar y alentar el Camino es su impacto económico, y además un impacto que básicamente atrae a gente por definición sana, que no requiere monstruosas infraestructuras ni faraónicos costes. Siempre pensé que la mejor manera de recorrer un lugar como Asturias es caminando y resulta que el Camino no propone otra cosa. Sepa que a día de hoy hay un creciente interés mundial por este tipo de rutas y que España con su habitual desidia y miopía que le hace llegar tarde a todo ha dejado perder excelentes propuestas como las cañadas reales o las eurovelos conservando casi por accidente una joya milenaria que atrae a personas de cualquier parte del planeta. Cierto que algunos vendrán a encontrarse con su dios y otros, sencillamente, a reconocerse humanos. Hay de todo.
Yo podría defender ese punto de vista sobre la Iglesia Católica, y añadir sobre otras religiones, pero evitaría comenzar tan mal. Un proverbio indio dice que no conocerás a tu enemigo hasta que no camines cinco millas con sus mocasines. Le invito pues, señor García del Campo, a que se calce unas botas, y pruebe a hacer unas etapas del Camino de Santiago. Le aseguro que entonces ya no será el mismo, comprobará que no fue usted quien hizo el camino, sino que el Camino le hizo a usted. Eso puedo asegurarlo, sin dudas. Se lo dice un ateo.
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