El bien, tozudo
El día 17 de octubre acaba de asestarse un nuevo golpe a la cultura del mal. Una manifestación contra el aborto, organizada por la ciudadanía, que no por los políticos aprovechados, con más de un millón de personas, ha dicho por enésima vez a los sectarios que nos desgobiernan que «no es por ahí». Estamos seguros que, por su parte, seguirán con el «mantenella y no enmendalla». Y en realidad cumplen con su papel, con su «rol» histórico. El mal se encarna siempre en algo, en un acontecimiento, en una ideología, en un medio, en alguien. Y además se «reviste» de bondad, de servicio, de justicia, de derecho humano (caso de las féminas, que así interpretan el crimen prenatal), etcétera. Sabemos que, dentro de cada individuo, el mal coexiste con el bien, y de ahí la importancia de saber discernir el uno del otro. Sin embargo, en la mentalidad de «formateo societario» o cambio radical de modelo de sociedad que busca el régimen ZP, todo esto apenas existe. Se rehuye el hablar de bondad y de verdad. Todo es relativo; así..., el bien es el mal y viceversa, depende del partido, de la ideología gobernante o del número de votos habidos. No existen unos principios básicos, previos a toda democracia, que inspiren sus leyes. La moral es la que emana del parlamento. De ahí que los de la «dictadura del relativismo». ¡Hay que evitar la interferencia de los padres en la educación de sus hijos!, pensaba ZP no hace mucho. ¡Eso sí..., que no se interfiera a sus «niñas» en su desfile del orgullo gay o en sus «foto-esperpentos» con el amigo Obama!
Es vergonzosa la dejadez, por parte de izquierda y por motivos ideológicos, de los argumentos científicos que siempre enarbolaron para enfrentarse a la derecha y a la Iglesia, etcétera. Hoy día pasan olímpica y retrógradamente de ellos, como es el caso de cuándo hay vida humana. Recuérdense las declaraciones de una joven progresa-ministra y el «portazo» a ZP de M. Barbacid, por el «recorte» a la investigación.
progresa de turno: ¿Podrías explicar a un hijo discapacitado el por qué «liquidarlo» un segundo después de nacer habría sido un crimen, y momentos antes no, según tu ley? «¿Por qué tiene que pagar una vida el que yo no haya sido responsable?», comentaba una chica, arrepentida de su aborto.
¿A ese slogan progresa-revolucionario: «O socialismo, o muerte», dada la realidad concreta del aborto, eutanasia y otros, además de lo de Cuba, China, Venezuela, etcétera, no le vendría más ajustado y preciso aquello de: «¡Oh socialismo, o muerte!»?
Anima el que al final de la partida ganará el bien, no el de los farsantes expendedores de «baratijas», sino el verdadero. El mal, ¡cierto!, seguirá golpeando... «me derriban, pero no rematan», decía S. Pablo. Pero el bien es tozudo y sufrido. Cizaña y trigo van juntos y el buen Jesús nos pide paciencia sufridora. Ya se hará justicia a su debido tiempo, cuando a todo, «crecidito», le llegue el tiempo de la «siega».
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