Manos Sucias
Era lo que nos faltaba ya, que hasta el sindicato Manos Limpias esté metido en ese submundo de la corrupción, el pringue y la mamandurria hasta las cejas. Increíble. Mira que su "mandamás" era un martillo de herejes contra los corruptos, fanfarrón él, mostrando a periodistas y televisiones, camino del Juzgado, las demandas contra el chorizo de turno. El sindicato Manos Limpias, de una asquerosa suciedad ahora, planteó demandas a porrillo, a unos y otros, sensacionalistamente, siempre ante cámaras y medios informativos, presumiendo así de una entidad ejemplar en la persecución de chorizos y sinvergüenzas. El caso más destacado es el de doña Cristina, hija y hermana del Rey, esposa del mayor responsable del "caso Nóos". Contra ella planteó su acusación particular Manos Limpias, y ahora resulta que, al parecer, callada y solapadamente, pidieron tres millones de euros a la defensa de la ilustre inculpada para retirar su demanda. Creo que otro tanto han hecho con una entidad bancaria y alguno más. ¡Toma del frasco, Tomás!
Conclusión. Que, según parece y se dice, Manos limpias era una organización mafiosa cuyos dirigentes están ya en prisión. Su abogada, rubia y guapetona ella, libre de polvo y paja, dice seguir con su acusación contra la hija y hermana del Rey, contra lo que luchan ahora sus abogados, que ven toda una posibilidad para que la ilustre inculpada se pueda ir de rositas en el "caso Nóos". No, señora, aquí el que la hace la paga, ya sea hijo de rey o de ciudadano. Por cierto, que Mario Conde, por fin, va a pagar por los millones que amañó en Banesto y que eran de humildes y pequeños accionistas. Y a la trena ha vuelto y con el mismo número, lo que nos da a entender que sabían allí que tenía que volver. En cambio, el clan Pujol, inexplicablemente, dándoselas por ahí de inocente. ¡Qué indecente!
"Manos Sucias", una suciedad corrupta, generalizada, cada vez más extendida por todas partes, sobre todo en nuestra cuestionada clase política. Hoy son los "papeles de Panamá"; mañana será otra cosa, igualmente corrupta y asquerosa. Y en medio de tanta podredumbre y desventura, izquierdas y derechas a España le están cavando su sepultura. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con tanta locura?
Ricardo Luis Arias
Aller
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