Eisenstein, Prokofiev, Stassevitch, "Iván el Terrible" y Stalin
El pasado 20 de abril se interpretó en el Auditorio de Oviedo la cantata "Iván el Terrible", basada en la cinta sonora de Prokofiev para el filme de Eisenstein de igual nombre. Dicha música nunca se hubiera escrito de no ser por la invitación de Eisenstein a Prokofiev para componerla y de la invitación del "padrecito" Stalin a Eisenstein para realizar la película.
Meses después de estrenada la película en Moscú en 1945, el Comité Central del Partido Comunista de la URSS condenó a Eisenstein "por haber demostrado su ignorancia de los hechos históricos, representando a la guardia personal de Iván como una partida de degenerados...". Y al "zar rojo" no le pareció un Iván tan terrible como hubiera deseado para representar a su persona. La película no se proyectó íntegramente hasta 1958, cinco años después de la muerte de Stalin, en 1953, y de la de Prokofiev, ocurrida la víspera; por ello para el entierro de éste sólo quedaron rosas de papel.
Por eso Prokofiev no pudo escribir materialmente la cantata que escuchamos en el Auditorio, tarea que realizó eficazmente el director de orquesta Abraham Stassevitch, basándose en la cinta sonora de la película.
Como muy bien comenta Javier Neira en su crítica musical del día 21 en LA NUEVA ESPAÑA, la cantata obtuvo un éxito muy merecido, por la brillantez de la orquesta "Oviedo Filarmonía", del Coro de la Fundación Princesa de Asturias, de los dos solistas vocales, que apenas tuvieron ocasión de intervenir, y de la música de Prokofiev-Stassevitch. La escasa iluminación de buena parte del anfiteatro impidió leer la minúscula letra del programa de mano con la traducción al castellano de las voces rusas, si bien dicha carencia se compensó con un mejor atender y disfrutar de la música misma.
No cabe duda de que Prokofiev es uno de los más grandes compositores del siglo XX, especialmente en su juventud, cuando aún no mandaba Stalin; fue un revolucionario musical que llegó a su cima con su primer concierto para violín de 1917 y con el tercero para piano de 1921. Su exilio voluntario de la URSS aletargó un tanto su genio musical, y cuando regresó a ella, en pleno estalinismo –a diferencia de Shostakovich, que supo nadar y guardar la ropa de su genio musical– Prokofiev fue un adicto al sistema, lo que dificultó el desarrollo de su propio genio, con excepciones, como su "Alexander Nevski" y su "Romeo y Julieta".
Su boda en 1923 con la madrileña Lina Lluvera, que le dio dos hijos, fue apacible hasta su gradual abandono por Prokofiev a cambio de la joven "komsomola" Myra, con quien se casó en 1948. Lina fue juzgada por espía y deportada por ocho años a un campo de trabajo en el Ártico. Tras la muerte de Prokofiev, fue liberada y se entregó de lleno al legado musical de Serguei, pagando su abandono con amor.
Hay que agradecer a la organización de los "Conciertos del Auditorio" el haber traído a Oviedo una obra tan poco interpretada como original y valiosa.
José María Izquierdo Ruiz
Oviedo
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