Ser cristiano en Oviedo

Leo estupefacto el titular de LA NUEVA ESPAÑA publicado hace días en la sección local de Oviedo que dice que Oviedo abrirá una oficina de laicidad para buscar y retirar símbolos religiosos.

¿Como hemos llegado a este nivel de persecución?

Ya no se trata solo de la presión a las cofradías de Semana Santa de Oviedo, ya no se trata solo de negarse a ceder el balcón consistorial 10 minutos a una de esas cofradías para un solemne acto masivo, ya no se trata solo de eliminar la mísera ayuda municipal a la celebración de las fiestas y actos de Semana Santa que engrandecen Oviedo para usarlas en favor de otras asociaciones de su tendencia política.

Ya no se trata de un local cedido a la Junta de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Oviedo. Que por otra parte, me río yo del local. El famoso local no era más que un pasillo en el que había una mesa con seis sillas apretadas, otra mesa pequeña y un miniarchivador. Lo explican a bombo y platillo como si se tratara del propio Auditorio con todas sus instalaciones y personal. Desde luego ahí no entran los ocho trabajadores que tanto anuncia nuestra corporación. Si en ese reducido espacio ponen a trabajar a 8 personas, aunque sean del Plan de Empleo y abusen de ellos como es habitual, sería denunciable por condiciones infrahumanas. Tal vez el trabajo de esos ocho pobres hacinados trabajadores temporales vaya a ser buscar símbolos religiosos por Oviedo en turnos de calle para que puedan airearse. Sería ciertamente paradójico y hasta simpática la situación si no fuera porque pone los pelos de punta.

Sí. Soy cofrade. Soy una persona con creencias religiosas. Y soy laico ya que no soy ni sacerdote, ni fraile ni he recibido ninguna de las ordenes eclesiásticas que otorga la iglesia por lo que no pertenezco al clero. Soy uno de los millones de laicos creyentes y que hasta ahora miraba para otro lado cuando oía en las noticias que cristianos eran perseguidos en países africanos, en oriente medio, etc. exclusivamente por sus creencias religiosas, pero amigos. ¡ha llegado! Y curiosamente no por manos de yihadistas musulmanes, que tal vez sean los verdaderos artífices, sino por medio de marionetas a sueldo y además la mitad por lo menos de su sueldo, el oficial, lo pagamos nosotros.

Ya se oyen por ahí los gritos de ¡arderéis como en el 36! Madre mía, Se oyen frases lapidarias que gracias a Dios y a la voluntad de nuestros mayores ya estaban en el olvido. En la España de estas dos últimas generaciones había una gran voluntad popular de reconciliación y construcción de futuro común en paz. Se está yendo al traste por el adoctrinamiento de cuatro politicuelos extremistas indocumentados. Y lo que es peor, este extremismo y crispación social que está creando esta izquierda moderna reivindicativa ya genera una respuesta del otro extremo, una ultraderecha radical que no dudará en utilizar también la violencia en contestación a tanto estirar la cuerda. Esto va a más y más y todos sabemos como puede terminar, dando al traste lo que con tanto esfuerzo y voluntad de reconciliación construyeron nuestros padres.

La libertad religiosa es un derecho fundamental amparado por la Constitución Española en su artículo 16. Parece que volvemos a la infausta época de las chekas, delatores y chivatos, acusaciones políticas encubriendo odios personales, ejecución de curas y monjas o a la situación en que se encuentran los países fundamentalistas en los que se persigue y tortura a las personas simplemente por sus creencias religiosas; y esto es ni más ni menos que en Oviedo, Asturias, en pleno siglo XXI. Da miedo, por no utilizar otra expresión.

¿Es el tripartito quien ampara a los sin techo? ¿Es el tripartito quien organiza los desayunos para los más pobres? ¿Es el tripartito quien da de comer a diario a tantas personas en la cocina económica? ¿Es el tripartito quien hace un domingo al mes colectas para las familias más desfavorecidas del municipio? Son tantos los ejemplos. Y eso solo en nuestra diócesis. Ya no hablo de la iglesia en el mundo, de los misioneros, de los barrios marginales, hospitales, etc.

Ya está bien. Ya está bien. No hablamos de tolerancia porque no se trata de tolerar. Hablamos de respeto elemental hacia tus conciudadanos. Hablamos de respeto a las personas que tenemos una conciencia, hablamos de respeto hacia las personas que siempre callamos porque esa misma conciencia nos lleva a no buscar enfrentamientos. El silencio resignado que va llenando poco a poco de presión a una sociedad silenciosa que puede estallar.

Naturalmente no voy a meterme en harina diferenciando al cristiano moderno, solidario, practicante del cristiano arcaico y de tiempos pasados. Todos somos iglesia y como tal evolucionamos con los tiempos y las necesidades sociales que nos rodean. Cristo es el mismo y la Fe de cada uno es muy suya.

Actualmente tenemos unos regidores revanchistas (¿revancha de qué?) y vengativos (¿vengarse de qué?) que no miran el bien de la ciudad y los ciudadanos como es su obligación. Tampoco puedo decir que miren exclusivamente por su bien personal porque sería injusto ya que no lo sé, salvo algunos casos evidentes y de todos conocidos. Solo veo que lo que se hace es destruir, dividir, favorecer a quien es de su cuerda exclusivamente y eso, señores, no es gobernar. Eso es sectarismo puro y duro. Los ovetenses queremos vivir en paz.

En mi casa tengo símbolos religiosos, algún crucifijo y algún cuadro, alguna estampa y busto, por si quieren venir a por ellos también en su afán pseudonosequé. Me dirán que mi domicilio no es un lugar público y tienen razón, pero nunca negué a nadie la entrada ni el pan, y mucho menos por no ser de mi religión. Por si acaso alguien de la nueva oficina de laicidad quiere venir, aquí está mi otra mejilla y mi nuca, por cierto, con callo y morrillo de llevar los pasos de Semana Santa que tanto les ofenden.

Por favor, déjennos en paz. En Oviedo hay problemas reales de los que preocuparse y resolver. No nos utilicen de cortina de humo. Por favor.