Pravia y Salas, unidos por San Isidro
Hay un viejo dicho que dice "la unión hace la fuerza", y dos vecinos de los concejos de Pravia y Salas, respectivamente, Arnaldo Abello e Isaac del Campo, han decidido ponerlo en práctica. Para ello estos dos voluntariosos vecinos, el primero de la localidad praviana de Las Piñeras y el segundo de Mallecina, en el concejo de Salas, se pusieron de acuerdo en que habia que restaurar la vieja y derruida ermita de San Isidro Labrador, ubicada en un precioso paraje llamado Bustiello, justo en la línea divisoria entre los dos municipios.
La capilla, propiedad de Fernando Inclán, conocido popularmente en toda la comarca como Fernandín, el juez de Villamondriz, se encontraba a punto de venirse abajo, de hecho el pequeño cabildo ya se encontraba derrumbado a causa de la caída de un árbol; asimismo, la techumbre presentaba un lamentable estado de conservación, al igual que las paredes. Tras el correspondiente permiso del propietario y con la ayuda económica de los vecinos de Las Piñeras, Villamondriz, El Fameiro,Vegafriosa, La Estrada, Malleza y Mallecina, los dos animosos vecinos se encuentran estos días atareados en devolverle al popular santuario de San Isidro una nueva imagen y así poder celebrar su inauguración este próximo domingo, día 15, coincidiendo con la festividad del patrono de los labradores. La solemne misa tendrá lugar a la una de la tarde.
Recordaban los vecinos más ancianos de La Estrada, la localidad más cercana a la ermita, que allá por los años treinta del pasado siglo la romería de San Isidro en Bustiello era una de las más famosas y concurridas de la comarca; en ella se daban cita los mozos y mozas de los concejos de Pravia y Salas, y la folixia siempre estaba amenizada por la famosa "Orquesta La Estrada", con el inolvidable Marcelino "El Pandereto" como director. Tras la misa de gaita, no faltaban las copiosas meriendas de las cuales las familias daban buena cuenta, bajo la sombra de los vetustos robles, que aún existen en el campo de la capilla. Ojalá que el buen hacer de estos dos vecinos, y también del sacerdote don Jorge, de la parroquia de Cordovero, sirva para recuperar en todo su esplendor a aquella entrañable romeria que el éxodo masivo del medio rural terminó por hacer desaparecer...
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