Democracia y Ciudadanía en la Universidad Popular de Gijón

Después de haber apuntado sobre dos derivas en nuestra Universidad Popular - en los contenidos de la programación y en los procedimientos de la gestión de lo público-, es imprescindible tratar una tercera por su trascendencia e importancia para reconducir las anteriores.

Los Objetivos y Funciones del Patronato de nuestra Universidad Popular en sus comienzos se escribían así: ... prolongar o complementar todos y cada uno de los aspectos esenciales de la formación integral de la persona humana, condición indispensable para lograr una comunidad de ciudadanos responsables en la crítica y libres en la decisión, cualidades esenciales de una sociedad democrática. Incluso en su propaganda actual se enfatiza: "El planteamiento educativo del Departamento de la Universidad Popular gira entorno a la concepción de la educación como una educación democrática que garantice la actualización constante de los individuos respecto a las innovaciones que plantea la cambiante sociedad actual...". (Sic).

Pese a esos objetivos, en los que reverbera la palabra democrática, en nuestra Universidad Popular no hay ni un mínimo resquicio de representación y participación para los que en ella se forman: alumnos y alumnas, profesoras y profesores, etc. Hecho incomprensible cuando vivimos en un sistema democrático ya consolidado, en el que en casi todos los niveles de la enseñanza, regladas o no, está recogido el derecho de profesores y alumnos a la participación, como también se recoge entre los objetivos de la Federación Española de Universidades Populares, a la que esta Universidad Popular, incomprensiblemente, no está adscrita.

A la demanda de un grupo de alumnos y alumnas sobre este tema el propio Concejal de Educación y Cultura respondió así por escrito: En los estatutos de la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular se recoge que la Comisión Asesora de Programación, que se reúne siempre con antelación a la aprobación por la Junta Rectora de cualquier oferta formativa de la U.P.: en dicha Comisión están presentes representantes del Servicio Técnico de Formación y Desarrollo Local, Federación de AA.VV. de Gijón, Ministerio de Educación y Ciencia, y Agencia Regional de Empleo, así como representantes de los grupos políticos presentes en el Ayto. de Gijón, y técnicos de esta Fundación.

Juzguen los lectores si el organigrama que ofrece el Concejal de Educación y Cultura se puede considerar realmente democrático y participativo para los alumnos y alumnas de esta institución pública. Según él nuestro cauce de participación tendríamos que abrirlo, por ejemplo, desde las Asociaciones de Vecinos. De risa. Opino que no deja de ser otra deriva más, que busca reemplazar a la democracia con la tecnocracia, la burocracia y la partitocracia, con la consecuencia de que cuando tenemos algo que decir no podemos acceder a quienes tienen el deber de escucharnos.

No quiero pensar que los dirigentes políticos de nuestra U.P rechacen un modelo participativo por recelos, temores o menosprecio a los alumnos y alumnas, pero no puedo descartar que sea fruto de una actitud paternalista o reaccionaria para con ellos. Por eso quiero recordarles la palabras que dijo Gustavo Bueno en la conferencia que pronunció en el salón de actos del Antiguo Instituto de Gijón, el día 3 de junio de 2002 dentro de las Actividades Conmemorativas de los veinticinco años de nuestra Universidad Popular: Las Universidades Populares surgieron a partir del propio pueblo trabajador, de sus ideólogos y de las organizaciones obreras y fue el pueblo quien, al margen de la Universidad burguesa, quiso alcanzar también la más alta institución del saber, la Universidad; y, como buscaba reconstruir esa institución desde el mismo pueblo por ello, se acogió a ese mismo nombre, Universidad Popular.

¿Hay que explicarles que junto a las generaciones de nuestra población madura que quieren recibir una formación más amplia que la que recibieron en su juventud, está apareciendo una importante parcela de personas -con tendencia a crecer- con estudios de niveles medios y superiores, que, al no poder o querer desplazarse hasta la Universidad de Oviedo, también se acercan a estos cursos de la UP, conformando un nuevo alumnado que, como corresponde a los signos de los tiempos, traen renovadas inquietudes y demandas sobre el carácter y el nivel formativo de esta institución?

Está muy claro que ha llegado el momento de debatir democráticamente cuál debe ser la nueva concepción formativa y orgánica de la U.P. para que con metodologías mejoradas y con renovados criterios de calidad y actualidad, se pueda ofrecer no sólo una programación abundante y variada de cursos, sino, y sobre todo, acertar en la respuesta conveniente a estas nuevas generaciones de alumnas y alumnos. Es imprescindible aproximar el funcionamiento y la propia estructura de la Universidad Popular de Gijón a los ciudadanos y ciudadanas del presente que tienen la mirada puesta en un futuro cada vez más incierto y apasionante.

Seguro que somos muchos y muchas los que apoyaríamos estas iniciativas, que podrían encajarse en ese objetivo más amplio de avanzar en la educación para la ciudadanía, que ya sabemos a quiénes desagrada.