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Siria, ni primavera ni árabe

12 de Mayo del 2016 - Justo Roldán (Oviedo)

En el año 2011 los medios de comunicación internacionales empezaron a titular las manifestaciones en Damasco como la Primavera árabe, término con el que se denomino a las revueltas de los países comunistas en su lucha contra la dictadura marxista. La Primavera del Este, se decía. ¡Que mentira! ya que hoy podemos saber que las informaciones eran falsas, o si se quiere medias verdades, que es peor que una mentira.

Las primeras revueltas comenzaron en el sur del país, pero ya no eran manifestaciones pacificas contra el Gobierno, como informaban las grandes agencias de una forma interesada; todo lo contrario. Las manifestaciones que llegaban a Damasco o a Alepo, de los testigos presenciales, ya hablaban de crímenes, matanzas de civiles, y mártires cristianos, perpetrados no por sirios, si no por árabes que hablaban distintos dialectos. Pero no: aquí aun se pensaba que era la Primavera árabe, la revuelta contra la dictadura del gobierno, y la lucha por las libertades y la democracia. ¿Quien hoy, aquí y ahora, se puede creer lo que nos llevan contando desde hace ya cinco años? Porque la realidad es otra muy distinta.

Si es verdad, de las pocas que se cuentan, que los sirios, nada más conocer lo que se les venía encima, salieron a la calle, tanto en Damasco como en Alepo, pero no a manifestarse contra el Gobierno; al contrario; para apoyarlo con la finalidad de que terminase con la matanza, que ya había comenzado en Siria.

Es un error, el pretender ver al mundo árabe, con la mentalidad europea. Por eso, no se puede imponer nuestro modelo de vida, a los países del Medio Oriente, ni entender como ellos, apoyan al Gobierno actual, aunque sea una dictadura a los ojos de la sociedad occidental.

Era Siria, un país, prospero, tranquilo, y con un nivel de vida alto, teniendo en cuenta a quienes nos estamos refiriendo. Los cristianos, estaban protegidos, como también los estaban sus centros de culto y de formación. La Iglesia católica, mantenía a sus sacerdotes y religiosos, sin ningún problema. Por tanto es comprensible, que las manifestaciones pacificas, eran (salvo pequeños grupos) en favor de lo que para nosotros sería un mal menor: El gobierno de Bachar al Asad, porque aquello, no era ninguna Primavera, ni tampoco ninguna guerra civil. Era y es, terrorismo del Estado islámico, el mismo que atenta en Europa o en cualquier país del mundo.

Como vienen narrando tanto los cristianos que han tenido de huir, como de los religiosos y religiosas, que aun siguen allí, junto a los sacerdotes y al obispo, la solución no pasa, por solo acoger a los refugiados, que son de alguna manera el agua, que genera el grifo del terrorismo. De tal modo, que mientras la comunidad internacional, Europa y la ONU, no intervengan de una manera decidida, bien contra quienes les suministran las armas, bien contra los que viven de este negocio de muerte o bien interviniendo militarmente; el crespón negro, seguirá pendiendo de la bandera siria, como en su momento lo hizo con la francesa o con la belga, y como más tarde lo tendremos que poner en otras, pues no estará nadie seguro, mientras el terrorismo, NO sea considerado como lo que es terror

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