Recuerdos con motivo de una muerte
De la muerte de un insigne y querido profesor de nuestra Universidad asturiana.
Me he visto con 15 años más o menos y acompañando a una hermana mía, entonces estudiante universitaria de Geografía e Historia, a aquella Universidad que no sólo estaba en el precioso edificio que hoy alberga la Facultad de Psicología, sino en sitios como el Lito y el Manolo, donde habitualmente se veía a un grupo de profesores y de alumnos tomando vinos y hablando de lo divino y lo humano.
Y allí estaba yo también, sin pintar nada, pero a veces estaba, de la mano de esa hermana entonces querida. Y les miraba a todos con ojos admirados y asombrados y me parecía que el mundo era eso, estudiar, protestar, intentar cambiar las cosas, ligar, hablar mucho, muchísimo, citar, leer...
Por esa época fueron mis primeras experiencias manifestantiles (manifestaciones infantiles), como la que hicimos delante de la casa de Concha Heres, en contra de que se convirtiera en lo que hoy es el Banco de España. Cuatro gatos estábamos y los "grises", en frente; cuando amenazaron con sus porras, mi hermana y yo corrimos cual gacelas y nos metimos en el cine Aramo, no recuerdo cómo sacamos las entradas, ni qué película ponían, sólo me veo sentada en una butaca a oscuras y con el corazón saliéndome por la boca.
Y era la época de leer, leer mucho para poder entender tantas cosas. Por un lado, leía lo que me daba mi hermana progre, Max Aub y similares, y, por otra, copiaba poemas de Bécquer en mis libretas del colegio.
Y en casa oía cómo nos decían que no fuéramos a ninguna manifestación, que nos podía pasar algo, y a mí me encantaba estar junto a los que durante tantos años les había pasado algo. Creo que fueron unos años en donde la Universidad asturiana floreció con muchas personas muy preparadas y con mucha vocación, donde se impartían clases magistrales y, desde luego, muy, muy diferente a la que yo me encontré años después en Derecho.
Al ver hoy en los periódicos las fotos con motivo del funeral de esta bellísima persona, he visto a muchos de los de entonces y me ha entrado una nostalgia muy tierna, motivo por el cual escribo esto.
Están cambiados, cómo no, y supongo que no sólo físicamente, pero yo hoy quiero recordarlos bajo el orbayu o el solín, por ejemplo en la calle Altamirano.
Coro Junquera Lantero
Oviedo
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