Una Administración despótica
Durante dos años y medio me he enfrentado en diferentes pugnas contra la Administración pública y el trato recibido desde ella me ha demostrado la falta de respeto de ésta sobre sus ciudadanos.
Una Agencia Tributaria que liquida y transfiere unas tasas a otra comunidad sin el permiso del contribuyente, un catastro que te niega el derecho que reconoce en su propio procedimiento de funcionamiento.
En fin, ellos tienen el poder y algunos funcionarios lo ejercen de forma despótica sobre los administrados, en lugar de servir a estos, como debería ser su función.
Pero la más sangrante ha sido el enfrentamiento contra el Ayuntamiento de Oviedo desde octubre de 2013 a marzo de 2016. En aquel momento decidí pedir que el Ayuntamiento de esa ciudad ejerciese su labor de protección de los bienes públicos y recuperase el camino público que un vecino se estaba apropiando y que me impedía acceder a una vivienda de mi propiedad en la zona de Villamiana.
Desde el momento en que dicho vecino fue identificado por la Policía Local hasta el pasado 31 de marzo de 2016, momento en que el TSJ de Asturias falló en favor de los ciudadanos, el Ayuntamiento de Oviedo, a través de parte de su funcionariado, se posicionó descaradamente a favor de los intereses privados y prefirió olvidarse de lo que la ley le obliga a hacer: defender el patrimonio público que figura en su inventario.
Durante dos años y medio repetí la misma argumentación para demostrar a quienes debían defender el interés público que el único camino de acceso a mi propiedad era de tal naturaleza: en privado, en una reunión con un técnico del departamento de Patrimonio y Vías, o mediante alegaciones en el expediente abierto en sede municipal. De nada valieron las solicitudes de entrevista con el anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento, con la persona responsable de Vías o con el secretario del Ayuntamiento, para tratar de clarificar un caso que se veía evidente en base a las declaraciones (juradas ante notario) de los vecinos, los planos catastrales históricos, las actuaciones del Ayuntamiento sobre el camino o que estuviese en el inventario del Ayuntamiento, creado tras un estudio realizado en colaboración con la Universidad de Oviedo y reconocido en publicaciones de su especialidad a nivel mundial. Todo fue silencio, las entrevistas jamás llegaron a realizarse, las pruebas repentinamente pasaban de ser contundentes a ser consideradas meramente circunstanciales. En una guerra de desgaste moral y económico sobre el ciudadano, porque para ellos estas guerras son parte de su trabajo y el dinero con el que se mantienen sale del erario público, de los impuestos que todos pagamos.
Tuve la mala suerte de que en sede judicial de primera instancia el juez realizó una desgraciada e incorrecta interpretación del caso y falló en contra de lo público; tan desvariada fue su sentencia que trataba de impedirme recurrirla. Esto me llevó a pedir el amparo del TSJ de Asturias para poder recurrirla y, finalmente, con el apoyo de la razón salió adelante el recurso y fue posible que la defensa de los bienes públicos saliese victoriosa.
Ahora espero que en breve el nuevo equipo de gobierno, que ya me recibió en una corta entrevista para saber de mi caso, ordene la apertura del camino.
Desde aquí quiero dar las gracias a los que nos apoyaron, nos acompañaron en las decepciones y la tristeza cada vez que recibíamos una mala noticia y estuvieron ahí para alegrarse con la victoria final. Dándonos su apoyo en la lucha contra esos que en su jornada laboral y con dinero de todos los ciudadanos se olvidan de que su verdadera función es la defensa de lo público y aplican de forma despótica su poder sobre el ciudadano que busca amparo en ellos. El agradecimiento también es para aquellos funcionarios que en nuestras múltiples visitas al Ayuntamiento colaboraron conmigo intentando ayudarme en la defensa de los intereses públicos.
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