Jugadores de primera especial
El pasado domingo, con el gol de Sergio Álvarez, se dio cierre a una temporada que será inolvidable para los sportinguistas. Jamás en la historia de la Liga un equipo tuvo que competir durante dos temporadas consecutivas con las restricciones que la LNFP impuso, pese a que es de conocimiento público que varios equipos incurrieron en los mismos errores que el Sporting de Gijón sin haber recibido sanción alguna.
El mandamás de la Federación (Tebas), que mostró un férreo marcaje a los asturianos, no dudó en ponerse del lado del Madrid y el Barcelona, cuando la FIFA les sancionó por los fichajes a menores. Los aficionados de ambos equipos verán congruente su posición, sin embargo cualquier persona objetiva vería en esta postura un besamanos a los todopoderosos a todas luces excesivamente complaciente, venerable y servil doble rasero para medir a ricos y pobres.
Pese a todo, independientemente de ello, quiero hacer especial hincapié en la hazaña lograda por el Sporting, porque este equipo, fraguado en 2ª B hace dos temporadas, fue la base sobre la que se cimentó el equipo de 2ª A y consiguió ascender a Primera División con sólo dos derrotas, manteniéndose como imbatido durante varios meses a un nivel que sólo Bayern y Chelsea estaban logrando en las ligas europeas. El ascenso directo, in extremis, no debería haber llegado en la última jornada y sí con jornadas de antelación, sólo la actuación de los árbitros privó al equipo de ascender con renta suficiente. La actuación y comportamiento de los trencillas con los jugadores no varió esta temporada; los partidos con el Granada y el Málaga fueron a todas luces dos de los partidos que más perjudicaron al equipo en el tramo final, amén de la nefasta actuación de Clos Gómez en Barcelona y los claros errores del árbitro en el partido decisivo que se jugaba con el Getafe, en donde los madrileños deberían haberse quedado con un jugador menos en el minuto 14 y, por supuesto, el gol de los azulones en fuera de juego, que no debería haber subido al marcador.
Todo ello, sumado a la juventud de una plantilla, la comunión con la afición, que les apoyó allá donde se jugaran puntos decisivos, ha hecho de esta temporada una temporada histórica, repito (porque a alguno nunca le quedará lo suficientemente claro) jamás un equipo profesional jugó con una inferioridad impuesta desde los despachos que rigen los destinos de la Liga. Por ello, celebré con alegría la permanencia de un equipo que, a todas luces, demostró ser algo más que un equipo y de ello se encargó quien sabe algo de fútbol, Abelardo. Este hombre, desde que se hizo cargo del primer equipo, tuvo que pelear contra todo tipo de inconvenientes, lesiones e injusticias arbitrales y, como consecuencia de ello, todos oímos estupefactos sus declaraciones tras la derrota en Barcelona, una derrota esperada, pero, tal y como se vio evolucionar el partido en la primera parte, totalmente injusta por lo que todos pudimos comprobar: falta al portero en el primer gol blaugrana y la clara mano de Piqué, que acarrearía penalti y expulsión. Lo lógico en esos momentos hubiera sido reventar en la rueda de prensa, como se hizo en Granada, pero a la vista de los acontecimientos, del nulo respaldo de la directiva y las consecuencias que todo ello trajo, creo que su pasividad fue más que acertada.
Concluyendo, aunque no pueda llegar a todos y cada uno de los que obraron el milagro, quiero aprovechar este medio para agradecer estas dos temporadas a ese grupo de jugadores y cuerpo técnico por los buenos ratos que nos han brindado, porque han conseguido rescatar ese sentimiento de ser del Sporting como una marca diferenciadora respecto al resto de los clubes de Primera División, la identificación con unos colores, con un trabajo y una cantera a la que se venía dando la espalda desde hacía ya demasiado tiempo. Por ellos y por la afición:
¡puxa Sporting de Gijón y puxa Asturies!
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