¡Hala! España, una tribu
La nueva campaña electoral, anticipada y desmadrada, que no sabe uno si es para lagrimear o carcajear, porque hay políticos que se desmelenan al filo del disparate y la barbaridad. Todos ellos, de un color o de otro, están metidos en el camarote de los hermanos Marx, al cual más agitado y aspaventoso, vociferantes, "faltosos" y con una agresividad verbal verdaderamente preocupante. Sí, porque la que demuestran algunos, muchos, puede ser preámbulo de esa otra agresividad que uno conoció después de los comicios de febrero de 1936, que es lo que "algunos" quieren que se vuelva a repetir. Los que así piensan, o desean, es que siguen anclados en aquel triste y doloroso pasado, un pasado que no conocieron ni vivieron y del que hablan y opinan osada y falazmente, arrimando el ascua a su sardina política e ideológica. No, amigos, en tan preocupantes momentos todos tenemos que vivir el presente democrático y constitucional y el cambio político, la Transición, logro ejemplar conseguido por izquierdas y derechas, y que algunos partidos se quieren cargar. Hombre, no, seamos cuerdos y sensatos.
Pero volviendo al camarote político de los hermanos Marx, lo que queríamos comentar aquí hoy es la sorprendente y disparatada manifestación pública de una señora o señorita que es líder de un izquierdísimo partido y que dijo, muy enfática y altanera ella, que "había que tener los hijos en común, en las tribus". ¡Toma castaña, maña! Hala, remontarse a aquel pasado salvaje de tribu y de un folloneo igual al de los irracionales, y con todas sus costumbres, claro, como el andar en pelota picada y danzar y mover los solomillos en torno a una hoguera... De coña, vamos. Lo que en realidad se pretende con esa gilipollez de la tribu no es otra cosa que destruir la familia, base y pilar de la sociedad. Esto no es de hoy. Ya en aquella defenestrada República, que unos y otros se cargaron, ya dijo la señora Ibárruri, "Pasionaria", que "hijos, sí; padres, no". Aunque sabemos cuál era su intención, la expresión es incongruente, absurda, porque para que haya hijos tiene que haber padres, que son los que aportan la "materia prima". La familia jamás será destruida, sépalo esa señora, que pretende hacer de España una tribu con todas sus consecuencias. Eso, follones a lo bestia, andar en porrica y danzar en torno a una hoguera. Bueno, y a lo mejor, a garrotazo limpio con el vecino o la vecina, para que todo sea prehistóricamente completo.
Sí, en esta desmadrada campaña electoral de pactos y más pactos todo es posible en el camarote politizado de los hermanos Marx.
Ricardo Luis Arias
Aller
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