¿Tropezar dos veces en la misma piedra?
Hace poco topé con un artículo, "En canal", de su prestigioso diario en el cual no había reparado hasta la fecha, y leyendo varios días me sugiere ciertos interrogantes y reflexiones que deseo compartir con sus lectores y con el mismo autor, bajo cuya personalidad está claro lo que subyace: soy una católica de a pie, por lo tanto sin las posibilidades del columnista. Pero al leer me pregunto: en nuestra buena prensa nacional, que lo es, ¿cuándo se ha escuchado a alguno de sus periodistas hacer una autocrítica, confesar sus propios errores, ilegalidades, corrupciones, delitos? Porque, en verdad, todos somos pecadores; y, mucho menos, ¿cuándo han pedido por ellos perdón? Preguntas que me interpelan igualmente sobre otros grupos. Hay quienes repetidamente han pedido perdón por los suyos. Arreglar la casa ajena siempre fue fácil.
¿Por qué hay quienes se empeñan en hablar en nombre de todos los españoles sin habernos consultado en las urnas? España no es un país laico, por más que algunos lo deseen, pregonen o se lo propongan. El Estado es aconfesional. Hay muchos millones que viven muy comprometidamente su fe en Jesucristo, u otra fe, que ya ellos se encargan de respetar por las consecuencias que pueda traerles. Igualmente, de cada diez, ocho familias solicitan voluntariamente para sus hijos la clase de Religión, que muchos están empeñados en erradicarla de las aulas.
¿Quién está siempre, sino la Iglesia, y hoy de una forma actualizada, en los lugares y medios marginales? ¿Dónde acuden a comer, a solicitar ayuda para la luz, alquiler... los necesitados? ¿Desde dónde se trabaja más por los desposeídos y desde ellos? No los he visto recibir donde mucho se critica a la Iglesia, no.
He rodado mucho por el mundo y ¿cómo algunos pueden hablar de conservadurismo cuando viven anclados, sin evolucionar durante décadas, aunque ya han cambiado las bases que los sustentaban y pretenden que dé el revés de un día para otro una institución de siglos?
Cada cadena de TV, ¿no defiende aquello en lo que cree? ¿Por qué sólo se ataca a una? Lo que con frecuencia escucho en las tertulias de desprecio y faltas de respeto tiene otra procedencia y bien lo sabe el que lo dice.
En verdad que el Espíritu Santo sopla donde quiere (Jn 3,8), otra cosa es que nos guste lo que les sopla a los demás.
La representación de la Iglesia se ha desvinculado públicamente de toda influencia política, como no podía ser de otra manera y gracias a Dios. Todos hemos sido testigos. Por lo tanto, serán otros los valores que se defienden.
¿Por qué incomoda tanto lo cristiano, que nos negamos a aceptar la cultura que nos ha visto nacer como personas, como nación y como continente? ¿Será porque Cristo vive?
¿No tenemos derecho a ser, vivir, opinar en libertad como nos parezca? O ¿es que añoramos algún régimen pasado que tanto se ha criticado, especialmente por aquellos que ni siquiera lo han experimentado? Por favor, no tiremos tantas piedras sobre nuestro propio tejado y vivamos respetándonos y en paz y libertad, aceptando nuestras diferencias y en la democracia que hemos elegido con tanto sacrificio y renuncia por parte de todos. Posiblemente, ella sea un mal, pero el menor.
Y al que lo desee y quiera abrir su corazón, lo invito a leer reflexivamente Juan 4,17-21 y 3,3.
M.ª Concepción Díaz-Fases Camblor
Barredos (Laviana)
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