Pensiones del futuro, lamentaciones tardías
LA NUEVA ESPAÑA del miércoles 18 de mayo publicaba en sus páginas de Economía una pequeña nota de UGT advirtiendo que las pensiones se reducirán a medio y largo plazo entre un 15% y un 26%.
Desconozco la intención de este sindicato al anunciarnos ahora tan negativo futuro para los pensionistas, pero creo que todo eso ya se sabía cuando se aprobaron tanto las últimas dos reformas del sistema de pensiones como las reformas laborales. Unas y otras reformas son las que a todas luces están llevando poco a poco el importe de las pensiones a la negativa situación que ahora se anuncia y que algunos ya veíamos venir desde el día que se aprobaron tan regresivos cambios. La reforma de las pensiones rebaja el importe de la base reguladora por el aumento en el número de años que se toman para el cálculo de la misma. La reforma laboral, dando paso a contratos en precario y salarios de miseria, hace que las bases de cotización a la Seguridad Social sean también bajas, lo que repercute muy negativamente en las futuras pensiones.
La UGT, como sindicato ligado al PSOE, partido que prácticamente gobernó nuestro país durante más tiempo desde la transición hasta la fecha, pienso que podría haber hecho algo más de lo que se hizo por evitar la aprobación de las reformas mencionadas. A algunos no nos vale que vengan ahora a toro pasado con lamentaciones y anunciándonos un futuro como pensionistas de lo más negro. En situaciones como esta es cuando en mi opinión se demuestra que una cosa es la demagogia y la palabrería mitinera vacía de contenido y la voluntad de luchar porque las cosas funcionen lo más favorablemente posible para la clase trabajadora, que es a fin de cuentas la que les sustenta a ellos con sus cuotas de afiliación en los cargos que ocupan.
Está muy bien que pretendan informar de lo que pasa, por si más de un despistado aún no se enteró de lo que se avecina, pero habría sido más positivo y de agradecer el haber luchado a su debido tiempo por evitar aprobar condiciones favorecedoras de lo que ahora nos pasa y, peor aún, lo que nos va a pasar. No vale lamentarse ahora de no haberse subido al tren que ya pasó.
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