De "tirar palante", nada de nada
Recordatorio: Los hombres conocen antes la necesidad de curar sus insignificantes rasguños que sus enormes errores.
Le apetece traer, reiteradamente, a "La tacita" (y lo repetirá las veces que sean necesarias) una tarjeta de la pluma de Jean Chevalier, recogida por el Instituto Técnico para la Racionalización del Trabajo, vamos, del cómo mejorar cada cual sus quehaceres. A saber: "Organización, organización, organización". La cual consiste en simplificar las acciones complicadas y, desde luego, no complicar las sencillas. Por esto, si no se ve la cosa de forma simple, es inútil multiplicar el número de operarios e instrumentos. Los seudoorganizadores, que componen legión, son terribles (algunos), ya que complican cualquier problema minúsculo, a fin de apropiarse del mérito de haberlo resuelto. Los daños de las falsas organizaciones son irreparables, pues los errores de principio se renuevan hasta el infinito. Nada se hace bien sin método: un buen método supone orden en las ideas y en los actos, y no se puede poner orden si no se han sabido llevar todas las cosas a su simplicidad. Elemental.
Amables lectores, ponemos punto final por hoy.
Érase una vez. Una vez más, con abrazos y caricias interminables, vamos, siempre, siempre, en esta vida y después, también...
Félix Richard
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