Un sermón casi ignorado en honor de la Virgen de Covadonga
La exploración de las referencias bibliográficas constituye para el amante de los libros un cauce de acercamiento y encuentro de rarezas y ejemplares, casi desconocidos, que llenan de satisfacción al que tiene la suerte de acercarse a ellos. El mundo de la bibliofilia siempre proporciona la culminación de anhelos y de búsquedas, con inesperados hallazgos, que alientan nuevas pesquisas en pos de otras ansiadas ilusiones.
Hay temas que uno lleva en el alma, porque hacia ellos siente especial predilección, siendo uno de ellos el referido a la Virgen María, en sus advocaciones, en general y, en particular, de la advocación de Lugás y de Covadonga. Profesándome, como me profeso, genuino bibliófilo, no puedo menos de hacer ostensión de esa condición de amante del libro. Para quien así se siente y profesa bibliófilo, no suele ser de su mayor atractivo la obra lujosa, con exquisitas encuadernaciones -aspecto que tampoco es despreciable-, ni la obra voluminosa, muy divulgada y potenciada por la propaganda de las grandes editoriales. Hay un campo, explorado con avidez y con ansia por el amante de los libros. Se trata del pequeño folleto, de la hoja volandera, hasta del insignificante prospecto de un anuncio. Su pequeñez, su aparente insignificancia, lleva a su pronto olvido, a la pérdida de un ejemplar tras otro, cuando no a usos menos apropiados, como aquel ejemplar intonso del Afrodisio Expugnado de Juan Calvete de Estella, que descubrí, forrando una estantería, en un Librero de la madrileña Cuesta de Moyano, edición hoy buscadísima. Pocas veces, con todo, la suerte es tan obsequiosa con tus aspiraciones. Podría citar también la hoja de reliquias incunable, único ejemplar conocido, rescatado del aforro de un libro muy posterior en la Biblioteca Nacional de París, editado en Oviedo, a lo que parece, hacia el 1496.
En el momento presente, en pocas ocasiones, me he sentido tan gratificado de encontrar una pieza de tan elevado calibre bibliofílico como la que voy a comentar. Un folleto con tan sólo 36 páginas, perdido en una Miscelánea de Sermones, Cartas Pastorales, Panegíricos, Oraciones Fúnebres, Discursos Inaugurales, Estatutos, Constituciones, Resoluciones de la Santa Sede y Curiosidades bibliográficas, como puede ser otro curioso folleto encuadernado con el que comentaré y que se titula "Breve relación de las Santas Reliquias que se veneran en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, por los Claveros de la misma", publicado en Oviedo en la Imprenta de los Hijos de Pedregal, el año 1872, con sólo 16 páginas, una muy práctica Guía, para visitar la Cámara Santa, publicada en años.
No quiero desviarme de mi objetivo, sin embargo, y retorno al folleto que motiva mi atención. El libro facticio en que está incluido fue mandado encuadernar por un párroco de la parroquia de San Pedro de la Villa de Gijón, don José Arenas y Arenas, eminente predicador, nacido en la aldea villaviciosina de Poreño, de la parroquia de Santa María de Celada, y forma parte del fondo bibliográfico de la Biblioteca Auxiliar del Archivo Histórico Diocesano de Oviedo, cuya dirección me es grato desempeñar.
El género en que lo incluiríamos sería el de Oratoria Sagrada, tan rico según los exhaustivos estudios de mi amigo Félix Herrero, con su monumental obra dedicada al tema, con nueve volúmenes ya publicados y otros en expectativa. El tema no ofrece duda en cuanto a su encuadramiento: Covadonga. El subgénero lo adscribe a “Sermones”. Su título no puede ser más barroco y sirve por sí mismo de exposición o estudio bibliográfico: Sermón de Nuestra Señora de Covadonga, y de la Victoria que con su Patrocinio consiguió el Infante Don Pelayo, en las Montañas de Asturias, predicado en la Real Fiesta que la muy Noble Congregación de Asturianos hizo en la Iglesia del Convento Imperial de N. P. Sto. Domingo de México en el día 10 de Noviembre de 1805. Por Fr. Ramón Casaus Torres y Lasplazas, del Orden de Predicadores, Definidor General y Procurador por su Provincia de México, Regente Primario de Estudios que ha sido del Pontificio Colegio de Porta Coeli, Doctor Teólogo y Catedrático propietario de Sto. Tomás, por S.M. (q.d.g.) en esta Real y Pontificia Universidad, Calificador del Santo Oficio, Examinador Sinodal de este Arzobispado y de los Obispados de la Puebla de los Ángeles y de Antequera de Oaxaca, Académico Honorario de la Real Academia de San Carlos de Nueva España y Socio de mérito de la Real Sociedad de la Ciudad de Jaca.
Subtítulo: Rarísimo folleto mexicano de 1865 del que apena hay ejemplares en el mundo
Destacado: Hay temas que uno lleva en el alma, porque hacia ellos siente especial predilección, siendo uno de ellos el referido a la Virgen María, en sus advocaciones, en general y, en particular, de la advocación de Lugás y de Covadonga
Lo publica a sus expensas D. Pedro Canel y Acevedo, Abogado de los Reales Consejos, subdelegado de Marina y Montes en la Villa de Coaña en el Principado de Asturias, dueño y señor de las Casas solariegas de Osto, Coaña y Balmonte, de sus vínculos y mayorazgos. Patrono de la Iglesia Parroquial de la citada Villa, con derecho de beneficio simple, Individuo de la Real Universidad de Oviedo y socio correspondiente de varias Academias del Reyno y extranjero.
En México, con las licencias necesarias, se imprimió en la Oficina de Doña María Fernández de Jáuregui, calle de Santo Domingo, año de 1805. Fue dedicado por su autor al Ilmo. Señor Dr. D. Andrés Torres y Gómez, Conde y Señor de Noreña, en el Principado de Asturias, Obispo de Oviedo, del Consejo de S. M.
El autor dominico, nacido en Jaca el 13 de febrero de 1765, predicador de este Sermón, era primo hermano del Obispo, por sus madres. Además de los cargos que arriba se detallan fue obispo Auxiliar de Antequera, en Oaxaca de México y Arzobispo de Guatemala, desde el 5 de mayo de 1815 y, más tarde, Administrador de San Cristóbal de la Habana. Murió en Guatemala el 10 de noviembre de 1845.
El editor, D. Pedro Canel Acevedo, nacido en la Casa de Orto, en el pueblo de Prelo de la Parroquia de Santiago de Boal, intervino en la política de su tiempo, realizó exploraciones arqueológicas y escuchó, por casualidad, este sermón en la Iglesia del Convento de Santo Domingo de México, patrocinando la publicación del folleto, del que muy escasos ejemplares sobreviven. Posee uno la Biblioteca de la Universidad de Oviedo (CA XIX-0105); otro, la Librería del Convento de los Redentoristas de Madrid en el Instituto de Ciencias Morales y otro, en fin, en el Instituto de Cooperación Iberoamericana del AECID en su Biblioteca Hispánica, según puede verse en el Catálogo colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español.
Don Andrés Torres y Gómez, Deán de Jaca, el 23 de septiembre de 1805, fue preconizado Obispo de la Diócesis de Oviedo, de la que su muerte prematura, ocurrida el 12 de febrero de 1806, le impidió posesionarse. Había sido nombrado poco antes de que se editara el Sermón a honor de la Virgen de Covadonga a él dedicado. Mucho me satisface exhumar este hermoso texto, cuya edición, perdida en los recovecos de una Miscelánea, enriquece el conocimiento de la Bibliografía referida a Covadonga.
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