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Los pilares de la Iglesia

25 de Mayo del 2016 - José Manuel Pando Martín (Mallorca)

Esto ante todo es un homenaje a la memoria de mi madre, Encarnita. Ella fue educada en la fe católica, en el amor a Dios y a la Iglesia. Ella participó activamente en la reconstrucción de su iglesia (San Juan de Berbío, Piloña) en el año 1993 y sólo la enfermedad pudo apartarla de asistir a todos los actos religiosos que allí se celebraban, siempre que podía acudía a limpiar el templo, los tapetes de los altares están cosidos y bordados por sus manos, en su jardín nunca faltaban las flores plantadas para decorar la iglesia, estos son unos pocos de ejemplos de lo que fue ella para la Iglesia y viceversa. Por otra parte, era una mujer que era conocida entre sus vecinos por su bondad y generosidad.

El pasado día 13 de mayo Encarnita falleció. Debido a su numerosa familia (seis hijos, once nietos y ocho bisnietos) y a que algunos de ellos residen fuera de la provincia y tuvieron que desplazarse en avión, como estaban sujetos a los horarios de los vuelos se solicita a través del servicio funerario que el funeral se oficiase a las cuatro de la tarde del día siguiente; nos comunican la imposibilidad por parte del párroco de hacerlo antes de las seis, ya que tenía otros oficios programados. Nos entrevistamos personalmente con el párroco para pedirle permiso para contactar con el cura de una parroquia vecina y hacer el funeral a la hora deseada, nos dice que podemos hacerlo y termina la conversación diciéndonos que él no busca curas, que si lo hacemos nosotros y encargamos de abrir y preparar la iglesia no tiene inconveniente.

Nos ponemos en contacto con el párroco en el que habíamos pensado, pero este ya tiene compromisos para esas horas. Como nos habían dicho que podíamos buscar curas, hablamos con el de otra parroquia y accede dejando constancia de que acarrearía problemas debido a que las relaciones entre ambos no deben de ser todo lo amistosas que se esperaría entre este colectivo. Cuando el párroco de San Juan se entera de quién va a oficiar el funeral, muestra su enfado diciendo que él solamente había dado permiso para avisar a un cura en concreto y cambiando de idea dice a los servicios funerarios que el funeral lo oficia él a la hora que desea la familia.

Dicho funeral fue una ofensa a la memoria de una católica ejemplar y con una fe de sobra contrastada en sus ochenta y tres años de vida. No es una apreciación personal, ya que esta misma sensación causó a buena parte de los muchos asistentes al acto que así nos lo hicieron saber. La misa tuvo una duración de unos veinte minutos (como mucho), en ningún momento hizo la más mínima mención ni a la vida, ni a la fe, ni a las acciones católicas de la fallecida y era manifiesta la actitud de enfado que mantuvo durante el tiempo que duró tanto la misa como el entierro.

Y por todo ello me pregunto: ¿Para qué están los curas, para servir a sus feligreses o para servirse de ellos. ¿Por qué tienen que pagar los feligreses los problemas, enfados o rencillas que los curas tengan entre ellos?, ¿qué hizo el párroco de San Juan con los oficios, que según él le impedían realizar el funeral de Encarnita para poder realizarlo finalmente?, ¿serán los 95 euros que te cobran por funeral? Pues ya que lo cobran que lo hagan como Dios manda y se abstengan de pasar el cepillo y menos entre los familiares.

También quiero recordar a todos los representantes de la Iglesia el cuarto mandamiento, entiendo que en su caso la palabra del Santo Padre es de debida obediencia. Les recuerdo que el Papa Francisco en su homilía matutina del 21 de noviembre de 2014 denunció y dijo que es escandaloso cobrar en las iglesias por los sacramentos y mencionó en la liturgia del día cómo Jesús expulsó a los mercaderes del templo y cómo algunas parroquias se están convirtiendo en casas de negocios y, por último, recordarles las palabras de Francisco: Hay dos cosas que Dios no va a perdonar, una es un sacerdote apegado al dinero y otra es un sacerdote que no sirve a sus fieles y los maltrata.

Reflexionen unos minutos y encontrarán motivos suficientes que justifiquen el por qué la gente ya no acude a las iglesias.

Encarnita, te llevamos en el corazón, descansa en Paz.

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