De la tribu al aborto asesino
Al rojo vivo está ya la campaña electoral carpetovetónica, y desmelenados todos los candidatos prometiendo el oro y el moro, esto es, cambiarlo todo para mejor, que puede ser peor. Sí, se necesita un cambio, pero no el que proyectan los grupos extremistas y radicales, con una política que, además de no estar dentro del marco constitucional y democrático, es obsoleta, anticuada, improcedente, ya no va con los tiempos que vivimos. Que estamos ya en el siglo XXI, pardiez, y todo aquello que está, o estaba, detrás del brazo extendido y el puño en alto es ya historia, pasado y olvido, un olvido que los nostálgicos tratan de revivir muy equivocadamente, por cierto. Hoy toda política tiene que ser afín a una socialdemocracia, solidaria y de una buena y leal convivencia. Y la paz social, por encima de todo y a cualquier precio.
Resulta verdaderamente triste y lamentable, por no decir vergonzoso, cómo muchos políticos se valen del insulto, la descalificación y la agresividad verbal y dialéctica para atacar a sus enemigos, palabra ésta muy desafortunada y que debiera cambiarse, por ejemplo, por la de contrarios, rivales u oponentes. Sí, insultos y agresividad verbal y, lo que es mucho peor y más descalificable, el proponer barbaridades como la de esa diputada, que aquí ya comentamos, que pretende convertir España en una tribu promiscua con hijos comunes. Pues bien, ahora otra diputada, también extremista, nos sale con que se pueda abortar incluso hasta los nueve meses de embarazo, lo que puede ocasionar también la muerte de la misma madre. ¿Cabe mayor barbaridad? Bueno, esto más que una barbaridad es una salvajada y un asesinato. Esa señora diputada creo que estaría mejor en un psiquiátrico, en amable compaña con la de la tribu. Como ya hemos comentado aquí en otra ocasión, hoy los locos y "majaras" andan sueltos y los cuerdos, encerrados. Políticamente, Celtiberia es hoy un gran manicomio.
PSOE y PP, que son los llamados a entenderse, pactar y gobernar conjuntamente, siguen cada vez más enfrentados y de una manera ya personal entre Sánchez y Rajoy, a los que hay que pasar a la retaguardia si no se quiere perder la "guerra" el 26-J. Al contrario que el Partido Popular, que sigue fosilizado, el Partido Socialista saca a dos de los mejores suyos para el Gobierno que proyecta: Josep Borrell y Margarita Robles, que presidiría Sánchez. Hombre, no. ¿Borrell a las órdenes de Sánchez? Tiene que ser todo lo contrario, porque Borrell, además de ser un catalán español y un gran político, ya tenía que haber sido presidente del Gobierno y no Zapatero, lo que hubiera cambiado por completo las cosas en este politizado país. Pero se la "jugaron" sucia y arteramente a Borrell, y ahora estamos pagando las "zapaterísticas" consecuencias.
A partir del 26-J, España puede ser un país en recuperación y con futuro, o bien esa tribu con hijos comunes que defiende y augura una ilustre y extremista diputada. Nada, que ya nos vemos en porrica saltando y gritando en torno a una hoguera. ¡Ay, mamma mía, lo que nos espera!
Ricardo Luis Arias
Aller
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