...Y Europa respira
Por un paupérrimo 0,4 por ciento de los votos o, lo que es igual, por treinta y dos mil votantes, o más exactamente, gracias a los votantes austriacos que viven fuera de su pais, Austria no está presidida, por esta vez, por un personaje de extrema derecha. Europa respira aliviada a la espera de las próximas elecciones legislativas austriacas dentro de dos años, donde al partido neonazi, el FPÖ, esta vez sí, todas las encuestas le dan ganador.
Ha sido necesario que todas las fuerzas políticas perdedoras de la primera vuelta se conjuraran solicitando el voto para el candidato ecologista, para conseguir que la extrema derecha no presidiese el Gobierno del país cuna de Adolf Hitler, es lo que se ha dado en llamar "cordón sanitario", es decir, que todas las fuerzas políticas se unan al final de un proceso para evitar el triunfo de las extremas derechas, que crecen como hongos a lo largo y ancho de Europa. El próximo año, en las elecciones francesas, se volverá a repetir el rito. Todas las encuestas apuntan a que será Marine Le Pen quien ganará en la primera vuelta, con un resultado muy parecido al neonazi austriaco, y que, por tanto, en la segunda vuelta todos los partidos políticos anti Le Pen tendrán que pedir el voto para el candidato de la dercha y así parar el avance de Marie Le Pen en el país cuna de la "liberté, égalité, fraternité".
¿Quién será el próximo?... ¿Holanda... Bélgica... Dinamarca...? Mientras, nos olvidamos que ya están instalados en el poder gobernantes extremistas, xenófobos, autoritarios en países miembros de la UE, Polonia y Hungría, y a quienes la incapacidad y la indolencia del Consejo de Europa y de la Comisión Europea sólo les ha permitido realizar veladas advertencias sobre la necesidad de respetar los derechos humanos, las directrices europeas, la prensa libre... a lo que Victor Orban (Hungría) y Beata Szydto (Polonia) responden que "se metan en sus asuntos".
Si la identidad de los pueblos las construyen sus ciudadanos y el proyecto europeo se construyó bajo los principios de dicha identidad, que durante mucho tiempo ha sido la envidia del resto del mundo (solidaridad, libertad, Estado de derecho, Estado de bienestar, refugio de los perseguidos...), es innegable que la Europa de hoy ya no representa ni es la garantía de dichos principios.
En Austria, nueve de cada diez obreros han votado a la extrema derecha; en Francia, Marie Le Pen tiene su caladero de votos en los antiguos votantes del Partido Comunista y del Partido Socialista; ésta es la verdadera dimensión de la tragedia de Europa cuando se olvida la Historia; exactamente como ocurrió antes de la Segunda Guerra Mundial, fueron los obreros y las clases medias las que auparon al poder a Adolf Hitler. Es obvio que no estamos en 1933, ni la sociedad de hoy es la de entonces, ni los problemas de hoy son los de entonces, pero el "huevo de la serpiente" está presente y avanza con mensajes que llegan al ciudadano temeroso, poco informado, sin un futuro claro, donde los principios fundacionales de la Unión Europea le suenan a chino y sienten a sus gobernantes tan alejados de sus problemas que prefieren refugiarse en sus casas (los que las tienen) a ver programas como "Sálvame" o similares en el resto de Europa.
Marcelo Noboa Fiallo
Xixón, 27 de mayo de 2016
Marcelo Noboa Fiallo
Gijón
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