¡Ojo! Que viene el lobo
LA NUEVA ESPAÑA del domingo 29 de mayo publica un informe de don Luis Gancedo sobre la actual situación de la caja de las pensiones y la famosa hucha o fondo de reserva, que, en mi modesta opinión, no tiene desperdicio.
En este informe -siempre según mi opinión- se analiza el tema de manera imparcial y con la opinión de personas expertas y documentadas en el tema. Con más frecuencia de la deseada uno se encuentra con tertulias y foros sobre estas cuestiones con opiniones interesadas y muy politizadas, que, lejos de aportar soluciones, dan la impresión de pretender embarrar la cuestión en lugar de aportar soluciones razonadas y ajustadas a la realidad.
Cuando los políticos tocan el tema, se les nota a la legua su afán de aprovechar la crítica situación del sistema de pensiones para tratar de restar credibilidad y, con ello, votos a sus oponentes políticos. Algunos, entre los que me encuentro, hartos de ver que unos y otros pretenden manipularnos, pasamos olímpicamente de lo que los políticos de uno y otro signos digan. Basamos, yo al menos, nuestro proceder en la aritmética, que ésa nunca miente y dice que dos más dos siempre son cuatro, diga quien lo diga lo contrario.
La hucha de las pensiones, que fue creada precisamente para hacer frente a situaciones de emergencia como la actual, no es que la esté vaciando, como dicen algunos, el PP; la está vaciando la negativa situación por la que estamos pasando en los últimos años de desempleo y cotizaciones de pacotilla, fruto de las dos últimas reformas laborales aprobadas por los dos últimos gobiernos, que hacen que los ingresos de la caja de jubilaciones sean inferiores al gasto en pensiones, año tras año. Hacer uso de la demagogia en algo tan serio sólo sirve para confundir al personal mal informado y colaborar a que el problema se politice, pero no a que se solucione.
A los políticos tenemos que exigirles seriedad y rigor en estos temas y que cuanto antes se sienten a buscar la mejor solución posible, antes de que ocurra lo que nos enseña la moraleja de la fábula de "El zagal y las ovejas", que a fuerza de anunciarlo falsamente, cuando de verdad llegó el lobo, ya nadie lo creía, pero el lobo llegó, y en este caso, si no se toman medidas oportunas, pronto llegará y ya no habrá tiempo para lamentaciones.
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