Óbidos, buen trabajo
A una media hora de coche, desde la ciudad de Lisboa, capital de nuestro país vecino, en mi mirada, queda reflejada la imagen de una muralla, acordonando un pequeño y precioso pueblo, llamado Óbidos, sus casas pequeñas y blancas en su mayor parte, de calles muy estrechas y empinadas, me recuerdan historias interminables de la edad media, las luchas de sus señores y sus vasallos, los pequeños jardines que rodean alguna de las casas están llenos de flores muy cuidados, paseando por sus calles, totalmente empedradas, podemos apreciar, el impresionante castillo de gruesas piedras y sus altísimas torres, de origen romano, que pasaron a manos de los árabes y luego una vez más a poder de los cristianos, entre casas y casa, las fachadas de algunas iglesias como las de San Pedro, o la de La Misericordia, entre ellas, pero para el pueblo la más importante es la Santa María, todo ello de una belleza incomparable.
Pero como siempre a todos nos queda en la mente un recuerdo o una imagen superior a todo lo demás visto, me quede impresionado de la belleza de dicho pueblo, pero mi mayor alegría fue acercarme a una pequeña iglesia cerca del castillo llamada la iglesia de Säo Tiago, con su fachada blanca y su torre de campanario a su derecha, cuando me dispongo a entrar, me quede fascinado por lo que allí dentro vi, la gente de este precioso pueblo había convertido la iglesia en una preciosa biblioteca, su altar, una gran mesa llena de libros, estanterías por todas partes, con mas y mas libros, sencilla sí, pero con un buen gusto, y demostrándonos cada día que no hacen falta grandes inversiones, ni obras faraónicas, para realizar cosas muy útiles y bellas, para todos los ciudadanos, pero que tengan una funcionalidad, con el dinero malgastado , en Asturias, de los fondos mineros, se pudieron hacer miles de cosas, buenas, bonitas y necesarias, para todos basta con esta pequeña muestra en el bonito, pueblo de Óbidos.
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