A propósito del Real Oviedo
Resulta paradójico lo que ocurre con el Real Oviedo, después de que el equipo haya estado a punto de desaparecer, lo que afortunadamente no ocurrió gracias al apoyo de sus incondicionales y también, por supuesto, al decisivo apoyo del Grupo Carso. En el momento actual es un equipo muy saneado desde el punto de vista económico y podríamos decir desde el deportivo, si no fuera por determinadas personas. La actitud de sus jugadores, los llamados profesionales, pero también del director deportivo, Carmelo del Pozo, y del pasota Joaquín del Olmo ha llevado de nuevo al desencanto de una afición que podrá decirse lo que se quiera de ella pero es de las más fieles, si no la más, de las que existen en los campos de fútbol.
Es una vergüenza la forma de actuar de estos profesionales, que han llevado a que el equipo no pueda jugar una promoción de ascenso que estaba a punto de caramelo. Sabemos que es muy difícil subir a Primera División después de venir de Segunda B, pero lo que resulta doloroso y vergonzante es que la actitud de unos ha llevado a esta situación. Bien haría el Grupo Carso en recapacitar sobre ello y tomar decisiones, que, aunque drásticas, son necesarias. Recuerdo en la anterior etapa, que desembocó en los años de penuria que hemos tenido, la presencia de determinados Judas Iscariotes, que muy lejos de querer al equipo, lo que hicieron fue menoscabarlo y desprestigiarlo. Creo que la afición del Oviedo no se merece a estos impresentables que se supone les representan, tanto los jugadores como buena parte del equipo técnico. Es lamentable, es una pena, y lo peor es la mala imagen que se transmite, a lo que, por desgracia, los oviedistas ya estamos acostumbrados.
A ver si de una vez por todas eliminamos el tumor, y esperemos que a pesar de extirparlo no vuelva a recidivar (reaparecer).
Manuel Naves Díaz
Oviedo
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