La lucha de los ganaderos de Parres
Hace ya algún tiempo que los ganaderos de Parres tienen que luchar no sólo con el lobo que mata a sus terneros o con la tuberculosis bovina que acecha silenciosa en la fauna silvestre, sino también con un obstáculo aun mayor si cabe: la Administración del Principado de Asturias.
Es del todo conocido por todos que los poderes públicos del Principado no han sabido ni querido nunca gestionar los problemas de la ganadería asturiana. Porque no se engañen, Asturias no es una gran urbe con grandes empresas e industrias. Aquí aún se intenta vivir del campo, del sector primario, que Europa parece intentar conservar, así que intenten al menos hacer como que ayudan. El turismo es importante, sí, pero ¿dónde se aglomeran los madrileños cuando vienen en Semana Santa o a pasar sus vacaciones estivales? En la naturaleza que la ganadería mantiene viva. Porque las grandes praderas de los Picos de Europa son producto de los pastores y del cuidado que de ellas hacen sus animales desde hace siglos.
Creo que la mayor parte de la sociedad asturiana no es consciente de los problemas que nuestros ganaderos atraviesan y por eso he decidido escribir esta carta.
Resulta muy duro encontrarse entre los matorrales restos del ternero que ayer dejaste en la majada con su madre. Pero aún resulta más duro ver cómo nadie te ayuda para que el lobo deje de matar a esos animales que tú mismo has ayudado a nacer, los curaste cuando estaban enfermos o los amamantaste cuando su madre no tenía suficiente leche. Sabes que el lobo volverá a matar y que el Principado nada va a hacer. Se pasearán dos guardas forestales con rifles por el monte para que los veas y la ínfima indemnización llegará en un año como mínimo.
El lobo no es el único animal silvestre que afecta a nuestros ganaderos. La mayoría de los jabalíes y tejones está enferma de tuberculosis, que transmiten a nuestras vacas, esas que son pinchadas en infinidad de saneamientos anuales que resultan inútiles y que terminan con el sacrificio de la cabaña ganadera sin la certeza de que realmente esté contagiada.
Por si fuera poco, ahora a los ganaderos de Parres los quieren echar de los montes donde pastan sus animales -los que, de momento, han sobrevivido al lobo y al sacrificio indiscriminado y casi automático que efectúa el Principado de las vacas para, supuestamente, acabar con la tuberculosis-, conduciéndolos así a la ruina, pues son muchas las familias que viven de esto. El 13 de mayo se publicó en el BOPA una propuesta de acotamiento de dos zonas del monte de la Cuesta de Parres por un período de 5 y de 10 años, debido a las hectáreas afectadas por el incendio acaecido en diciembre de 2015, donde desgraciadamente falleció el piloto José Antonio Rodríguez. Dice esta propuesta que la razón de este acotamiento -que de prosperar supondría la imposibilidad de tener los animales en el monte- es que se necesita regenerar la vegetación que había y restaurar la situación anterior al incendio. No sabía yo que el matorral necesitaba ser regenerado. ¿Qué vegetación hay que restablecer?, ¿les cotolles de dos metros de altura o los matorrales por los que ni un jabalí se atrevía a pasar? Resulta vergonzoso que sean los ganaderos quienes tengan que sufrir las consecuencias de un incendio que se originó a muchos kilómetros de distancia del monte, pero que por la maleza que había ardió hasta donde empieza el monte Cea Cetín, es decir, a más de siete kilómetros de distancia del origen del incendio. Es un error querer echar a los ganaderos del monte, pues hay que recordar que es el ganado quien regenera la tierra, como lo lleva haciendo toda la vida.
Desde aquí quiero trasladar a los poderes públicos del Principado que ya hemos iniciado las vías de recurso contra esta propuesta de acotamiento, y que si, como siempre, no se nos escucha, llegaremos a las instancias que sean necesarias y nos manifestaremos cuantas veces sea necesario. Aquí estamos y no nos callaremos. Ya no. Basta de reírse de los ganaderos.
Sandra Díaz Sánchez, abogada e hija de ganadero
El Berañizu, Llau, Parres
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