Prebostes en gira
Metidos ya en faena electoralista y a la vista de por dónde van los gestos de campaña se me ocurren unas ideas para nuestros candidatos viajeros, ya que a lo visto, ahora se hace campaña también en otros países. O sea, que esto es como Eurovisión. Señor Rivera y otros: ya sabemos que Venezuela es cosa mala, de lo peor, por culpa de los gobiernos maléficos y populistas que rigen desde hace unos años su devenir. Es fácil de comprobar en un viaje de cuarenta horas a los que hay que descontar los trámites aduaneros, los desplazamientos en taxi y las horas de sueño y aseo. En fin.
Yo quiero ayudarles a ustedes, señores candidatos y demócratas de ley. No voy a señalar como destino por horas en pro de los derechos elementales a algunas naciones del África ecuatorial, democracias de mentirijilla, en la que lo mismo da un golpe de estado un sargento que gobierna un clan en detrimento del resto. Eso sí, con unas elecciones cada tanto por la cosa de pertenecer al club. Es, cómo decir, lo mismo que ponerse un peluquín para que a un calvo le dejen entrar en un ateneo de melenudos. Uys, perdón, he dicho calvo.
Ya que los viajes son tan efímeros y por la cosa de ahorrar, yo les recomendaría territorios del entorno, de Venezuela digo, esa nación pecadora epicentro y eje de todo mal. Veamos, en los alrededores creo que todos excepto Cuba son democracias, poco más o menos. El Salvador, por ejemplo, no parece un lugar en el que los derechos elementales de la especie humana sean tenidos en cuenta como algo habitual. Los índices de desigualdad, carestía, violencia, atraso social, marginalidad, analfabetismo, enfermedades, corrupción y esperanza de vida son bastante elocuentes. Lo mismo valdría decir de Guatemala, Colombia, Haití Yo, al contrario que el 99,99% de los españoles, carezco de datos concretos, pero me temo que esos indicadores no son muy distintos en Venezuela que en otros lugares no visitados por bienintencionados y desinteresados demócratas, ex presidentes y demás ralea. Esos mismos que exhiben a todo poder sus viajes relámpago en pro de los derechos elementales con la misma energía que ponen en ocultar sus días de relax en yates de amigotes millonarios y la luz y taquígrafos que arrojan a sus visitas a esa democracia mejorable suelen estar ausentes en sus mediaciones entre millonetis y estados no necesariamente elegidos por sus pueblos.
En todas esas naciones que cito y otras más del entorno la situación es dramática a todos los niveles, la diferencia fundamental es que sus cuadros dirigentes usan el maquillaje facial recomendado por el amo.
Esto que digo es sencillo de entender para gente no muy leída, por lo que concluyo que estos que van a sacarse la foto a favor de los derechos democráticos y libertades varias, siendo, como son, gentes de formación académica sólida y con acceso a la información de primera magnitud y por mera reincidencia en el objeto de denuncia, no me cabe más que decir en voz alta lo que muchos pensamos: que son unos caraduras oportunistas, a quienes les importa un carajo la situación verdadera de los venezolanos. Lo que pretenden, simplemente, es arrimar a su sardina personal el ascua, salir en los medios y recibir caricias en el lomo del pueblo ignorante y de sus amistades adineradas, al precio que sea y usando cualquier disfraz.
Una reflexión: ¿Por qué de Cuba ya no se habla? ¿Han abrazado al fin la democracia, se han convertido en la fe de las libertades? No, pero uno sospecha que ahora que allí pueden abrir la mano conviene estar a bien para que a algunos les dejen poner hoteles en primera línea de playa incluso devastando el litoral o que, para alcanzarles los sacos de cemento, otros consorcios obtengan el privilegio de hacer alguna carretera con mano de obra nativa y barata.
Y para terminar, aclaro, porque siempre hay alguno que lee a medias, que sinceramente considero que en Venezuela las cosas son muy, pero que muy mejorables. Que aquello es una calamidad. También sé, porque he estado allí y no necesito que me lo cuente ninguna cabeza parlante, que antes del régimen actual las cosas no eran muy diferentes. El desabastecimiento, la violencia, la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, la corrupción eran tan aterradoras como hoy. Poco más o menos. A otro perro con ese hueso.
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