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Corrupción politica

14 de Noviembre del 2009 - José Viñas García (Oviedo)

¿Cómo se mide si un gobierno es débil? Yo diría que se mide por la calidad y fuerza que tenga la oposición.

¿Cómo se expande la corrupción? Una oposición endeble concede la posibilidad de poder a un gobierno flojo. Ambos dos menguados hará un excelente caldo de cultivo para florecer los corruptos por doquier.

Una oposición como la que representa el PP, con disputas internas donde varios altos cargos de sus autonomías electoralmente más consistentes, están unos metidos en disputas internas, todas de un egoísmo personal que nada tiene que ver con el trabajar para el bien común, como es un cargo público. Otros y alguno de esos mismos, tienen pendientes investigaciones policiales y judiciales referentes a tramas de corruptela al mejor estilo mafioso. Donde se justifican o tratan de hacerlo siempre con que el otro partido tiene también casos por el mismo estilo, claro que la corrupción no entiende de siglas, pero si sabe distraernos a todos cuando es descubierta. Se aprovecha de las debilidades de quienes debieran cortar por lo sano cualquier atisbo fraudulento dentro de sus filas, sin mirar o justificarse con lo peor de otros, los ciudadanos son infinitamente más inteligentes que esos débiles lideres, en este caso del PP.

Lo peor de todo es que no solo desgastan a su partido de cara a ser alternativa firme, sino que debilitaran todo el entramado de nuestro Estado de derecho, con continuas sospechas, dudas y malas intenciones sobre el proceder del gobierno, jueces, policías y fiscales. No dejaran títere con cabeza, tratando de disimular, tapar y minimizar sus miserias internas, con declaraciones deliberadamente preconcebidas tratando desinfectar sus miserias con la basura de los demás.

¿Qué es eso que son perseguidos, vigilados y escuchados ilegalmente? La justicia cuando tiene indicios mínimos de comportamientos ilícitos de cualquier cargo público, tiene que ¡si señor¡ aguzar las orejas, acorralarles y vigilarles muy de cerquita para que no se vayan de rositas por falta de pruebas. Claro, cómo van a querer ser escuchados en sus conversaciones telefónicas y que todo el mundo se entere de sus negocios sucios con semejantes amigos íntimos, con bigote o sin él, pero que dejarán al descubierto. Quien es honrado, nada teme; no estará intranquilo porque pudiera ser escuchado, inspeccionado, supervisado o rondado, si todo ello consigue llevar a la cárcel a todos los lumbreras de lo ajeno.

Es cierto que el derecho a la intimidad y privacidad de las personas es irrenunciable, pero en un momento como el actual, donde la honradez de nuestra sociedad ya no es un valor en alza, y la corrupción aparece en demasiados lugares de nuestra geografía en forma de olor putrefacto, de sospecha generalizada sobre los cargos públicos y que tiende redes de inmoralidad sin escrúpulos. Mejor desenmascararlos rápidamente, aún a costa de un tiempo sin este derecho para el resto de los ciudadanos.

Los ayuntamientos donde se manejan grandes presupuestos y fondos, además de dejarles manipular, especular, privatizar y vender suelo y empresas públicas, en todos esos lugares hay que hacer no solo vigilancia y pedir estado cuentas a partir de ahora; sino que, hay que hacer auditoria a fondo, en cabildos donde alcaldes y concejales llevan muchos mandatos ejerciendo el poder. Más que nada es para no sean sospecha incluida en ese tufillo tan divulgado de especulación, malversación, cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, corrupción y, como mínimo, mala gestión. Tienen todo el derecho, aunque no salga de ellos mismos, a que presenten las cuantas claras de todo su mandato, no vaya a ser que alguno dude de su honradez y sean perlas vivientes.

¿Por qué la debilidad de Gobierno y oposición aumenta la corruptela? Porque sus órganos internos no funcionan apartando y desenmascarando a los corruptos, al contrario, tratan a los ciudadanos como pencos, y quieren explicarnos y convencernos que sus cofrades de partido amigos de los ajeno, son simples ladronzuelos al lado de los delincuentes del opositor.

En el caso que nos ocupa, no hay un ladrón mejor que otro; todos tienen buenos sueldos, muchos llevan años en el cargo público y podemos encuadrarlos dentro de los llamados ladrones de guante blanco, ya que ni ellos se creen estar cometiendo un delito tan grave, ni la sociedad los interpreta como delincuentes bien entendidos; no se comprende, como les vuelve a reelegir en las urnas y menos entendible aún que el partido político de turno los incorpore en sus listas electorales, después de estar pendientes en causas judiciales por algo más que presunción corrupta. Ejemplos tenemos varios en mente, pero lo grave del caso es que en muchas ciudades los ciudadanos tienen la convicción de que sus ediles no son mejores que otros. Y eso nos empobrece, no hace cobardes, ya que como mínimo la oposición y cualquier ciudadano con dudas tiene que exigir cuentas claras al alcalde de turno.

No solo está para exprimirnos con impuestos directos e indirectos, que cada año suben y suben, a pesar de la crisis y tienen la cara dura de luego criticar al gobierno por subir impuestos o culparle directamente del paro, cuando su ciudad es una de las más caras para vivir y donde los jóvenes tienen que emigrar en busca de empleo a otras ciudades, donde el alcalde se preocupa más de eso, que de engordarse a sí mismo, familiares y amigos. Si el gobierno sube impuestos, y eres capaz de criticarle por ello, so zopenco; baja entonces los que tienes asumidos municipalmente. ¡No engañáis a nadie¡ pero no hay duda: "Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las acciones de la gente perversa, sino de los pasmosos silencios de la gente buena"

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