Me siento estafado
Al ciudadano que no esté muy al tanto del servicio que presta la Policía Local ni la unidad de sanciones del Ayuntamiento de Oviedo le debería interesar leer esta carta, ya saben lo que dice el refrán: "Cuando veas las barbas de tu vecino pelar...".
Ocasionalmente, desde hace más de veinte años, en horario de 7.45 a 8.30, utilizo un garaje en la calle Pérez de la Sala, en el inmueble número 13; es una calle peatonal con cámara de control al inicio de la misma y en ella se encuentra la sede provincial de mi empresa, que tiene plazas disponibles en dicho garaje. El 23 de julio de 2015, dado que iba a hacer uso del garaje al día siguiente en hora no habitual y con vehículo nuevo, llamo por teléfono a la Policía Local al objeto de que se me informe por si debiera realizar algún trámite, y me dicen que con enviar un correo electrónico con la matrícula y hora sería suficiente.
La sorpresa me llega en forma de denuncia meses después; presento alegaciones en plazo argumentando que si no hubo contestación en contrario se entiende que existe autorización tácita, en ese momento estaba convencido, ¡qué ingenuidad!, que sin mucho esfuerzo se apreciaría que mi intención fue querer observar la normativa, incluso se podría escuchar la conversación grabada, sin embargo se desestima por no constar la existencia de autorización. Formulo recurso de reposición en plazo, esta vez acompañando certificado del director provincial del organismo, donde queda acreditado que ese día disponía de autorización, e igualmente se desestima con fecha de notificación 20 de mayo de 2016, porque en esta fase del procedimiento sancionador es irrelevante, bien podrían haberlo archivado con todos los sacramentos, otro, cosas más raras se han visto.
Presumo que les asiste la razón legal, debo soportarlo, no voy a un contencioso por 200 euros de sanción, y pagar 400 euros, estarán conmigo en que no es práctico, de no pagar me embargan, me aplicarían con rigor la ley con la propina añadida de recargos, intereses y costas. Sí, pagaré, con cabreo, indefensión y, sobre todo, con tristeza. Estas actuaciones injustas y desproporcionadas hacen daño a todos, y respecto a los ciudadanos provocan desafección, más todavía. Me parece inquietante que la Administración local y sus responsables, en este caso en la persona del concejal de Seguridad Ciudadana, demuestren tan poca empatía y, por el contrario, tanta voracidad recaudatoria no es la mejor manera de ganarse respeto y autoridad. Me cuesta decirlo siendo una persona que peina canas y una educación arraigada en valores de respeto a las normas.
Queriendo ver algo positivo en esta historia, me gustaría que ese dinero fuera destinado a buen fin y que por nada del mundo este tipo de sanciones sirva de mejora salarial por cumplimiento de objetivos, no veo mérito ni esfuerzo alguno en sangrar a los ciudadanos de a pie.
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