Un documental excesivamente amable
He comentado en varias ocasiones que Fernando León de Aranoa es uno de los mejores directores de cine español, su cine social, comprometido, brillante ("Barrio", "Familia", "Princesas", "Los lunes al sol", "Un día perfecto"...) pasará, con justicia, a la historia del cine español.
Por ello, cuando se anunció el estreno del documental "Política: Manual de instrucciones", sobre el nacimiento y evolución de Podemos, no dudé en acudir a verlo. Mi decepción ha sido total en cuanto al guion y a lo que se cuenta en él; se salva su magistral manera de mover la cámara y los planos que consigue. Por lo demás, se sitúa al borde del panfleto de parte e invalida la credibilidad que yo esperaba encontrar, pese a que contaba con dos elementos envidiables: por un lado, el metraje, al no verse limitado en tiempo, como ocurre en la mayoría de documentales (su duración es de 120 minutos) y, por otro, tener el privilegio de haber conseguido estar cámara en mano, dentro de la organización política (reuniones internas, debates, mítines, viajes...) durante más de dos años.
1. Más que un documental, es un vídeo promocional. No es casualidad la fecha de su estreno y el tiempo que va a estar en todos los cines de España, en plena campaña electoral: impagable.
2. El documental incurre en un relato excesivamente bondadoso del movimiento político y de su líder, donde desaparecen, como arte de magia, el lenguaje agresivo, las descalificaciones a contrarios (incluso los dirigidos a IU), la pose chulesca, la prepotencia, todo ha desaparecido. El discurso de su líder es el actual, el que últimamente despliega, como "hombre de Estado", tendiendo la mano, hablando bajito, buscando consensos.
3. De las crisis internas sólo se hace referencia a la vivida en Euskadi, ninguna mención a las crisis de Galicia, Cataluña, Madrid, Castilla y León... Ninguna referencia al defenestrado Sergio Pascual, número tres de la organización, ni a la decepción y marcha de uno de los referentes del movimiento, el ex fiscal Anticorrupción Jiménez Villarejo, y por supuesto ni se menciona a los círculos, donde está la gente.
4. Hay un debate interno en torno a uno de los temas que más "jirones" se dejó por el camino, la elección de los candidatos (en especial los cabezas de lista) en las provincias, donde se guillotinó toda participación de los territorios. Aquí, el documental, por un momento, parece querer introducir un debate serio, pero lo zanja Íñigo Errejón con un lacónico, "en todo proceso de cambio inevitablemente te dejas jirones", pero ninguna referencia a la democracia interna, a la participación, otrora verdaderas señas de identidad del movimiento.
5. Hay momentos de un cinismo vergonzoso por parte de sus protagonistas, sin sonrojo, se reconoce ahora, los valores de la transición, de las cosas bien hechas, de lo que debemos a esa generación, cuando hace tan sólo un año todavía se venía reclamando un proceso constituyente porque la transición fue un timo, una estafa y el régimen del 78 no había traído más que corrupción y miseria.
6. El documental dedica un buen espacio a Ecuador, Bolivia, Uruguay, pero curiosamente Venezuela no aparece ni se le menciona. Personalmente me quedo sin saber el papel que Errejón, Iglesias y Monedero jugaron en estos paises. ¿Fueron a aprender de estos procesos o como asesores? El lenguaje en este terreno es deliberadamente equívoco y yo me pregunto, teniendo León de Aranoa, como tenía en su mano, la excelente entrevista de Jordi Évole a Iglesias en Quito-Ecuador, ¿Por qué no la utilizó?, en ella hay perlas, como cuando le pregunta: ¿Te gustaría tener una TV pública para ti, como la tiene Chávez o Correa?, a lo que Iglesias le contesta: ¡sería la hostia, ¿no?!
Por cierto, vaya por delante que no me parece mal que se cambie de opinión, que los discursos se reconduzcan, que la realidad te obligue hacer números y a priorizar, pero hay que tener la valentía de explicar a los ciudadanos por qué hace dos años se decía que había que salirse del euro y hoy se niega la mayor, sabiendo que las hemerotecas están ahí.
Tampoco me parece mal que mi director de cine favorito apueste por Podemos (yo mismo me debato en estos momentos si finalmente los votaré), pero yo me esperaba ver en el documental a Fernando León de Aranoa, director de cine, y no al Aranoa simpatizante de Podemos... Estas cosas se avisan, ¡hombre!
Marcelo Noboa Fiallo
Xixón, 11 de junio de 2016
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