A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César
Estamos en la recta final de la campaña de Renta 2015 y un año más me encuentro con personas de mi edad y en mi misma situación de ex emigrantes y perceptores de pensiones del extranjero por los años cotizados en los países en que residimos, trabajamos y cotizamos equis años, y que ahora, al tener fijada residencia en España, nos vemos obligados a declarar aquí el total de nuestra rentas, con independencia del lugar donde se haya generado, tal como indica el artículo 2 de la ley del IRPF.
Yo no me considero ningún experto en temas fiscales, pero a tenor de lo que escucho y el razonamiento que hacen la mayoría de los que yo trato y están en mi misma situación, observo que hay un desconocimiento total de la normativa fiscal en nuestro país. Resulta que, por alguna extraña razón, Hacienda estuvo durante muchos años, como suele decirse, haciéndose la sueca, y sin pedir cuentas a quienes percibían pensiones del extranjero y no las declaraban, en detrimento y agravio comparativo, según mi opinión, frente a tantos otros que desde el primer día en que empezamos a percibir dichas pensiones las pusimos en conocimiento del Fisco y a tributar por ellas.
Resulta que en la última reforma fiscal aprobada por el PP se concedió una especie de amnistía fiscal para que quienes hasta ese momento no hubiesen estado declarando sus pensiones del extranjero pudiesen ponerse al día con el Fisco entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015, presentando autoliquidaciones complementarias de los cuatro años anteriores a 2015, pero con la ventaja de librarles de pagar sanción ni recargo por no haber cumplido con sus obligaciones fiscales, declarando el total de sus rentas a su debido tiempo, tal como procuramos hacer otros muchos; pues resulta que ahora, que ya están fichados y se ven obligados a declarar el total de sus ingresos, ponen el grito en el cielo porque el resultado de sus declaraciones de la renta les sale a pagar, y con cuotas bastante por encima de las que hasta ahora estaban acostumbrados a ver en sus falsas declaraciones. No se dan cuenta, o no quieren entender, que sus pensiones del extranjero, en la mayoría de los casos y, siguiendo los acuerdos internacionales en materia fiscal, para evitar la doble imposición, resulta que las perciben sin ninguna retención, pero a la hora de declararlas aquí, si están por encima del mínimo exento, resulta que generan cuota, y si no hay retenciones practicadas a cuenta, pues al final toca pasar por caja; los demás como yo ya lo hicimos mes a mes vía retenciones, y como en mi caso, con un tipo de retención voluntario, superior al que le corresponde a mi pensión de España, pues al final o me devuelven lo retenido en exceso o no tengo una cuota a pagar tan abultada como les pasa a quienes dan a entender que ni quieren pagar antes ni después. Señores, un país sin impuestos es un erial. Lo que hay que pedir es que los impuestos sean justos y equitativos al nivel de renta de cada cual y, sobre todo, que luego se administren bien, pero de ahí a buscar disculpas para escaquearse de pagarlos hay una gran diferencia. Ya lo dijo Cristo hace más de dos mil años: a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, y yo creo que sigue siendo tan válido el consejo hoy como entonces.
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